domingo, 10 de noviembre de 2013

Diciembre 15: ¿y los saqueos?, ¿y el costo de vida?,

¿Y los precios que se fueron al carajo?, ¿y quien pone para el pan dulce, el asado y la sidra si a mi no me queda un cobre?, ¿y me van a mostrar tipos que se van de vacaciones al exterior con su felicidad paga mediante mi expoliación?, ¿y Candela?
"Cuando vuelva, la Presidenta sorprenderá con las medidas, leyendo correctamente unas elecciones donde hemos ganado y sumado más legisladores". 
J. Ferraresi. intendente kirchnerista de Avellaneda.
Había que dejar decantar el veredicto electoral, alegan los ofendidos. Traducido al criollo: el encono viene porque la realidad le impuso dos o tres tapas en días que pensaban consagrar a la exaltación del diputado electo Sergio Massa. La tirria contradice la lectura dominante sobre los comicios. Los ofendidos alegaron que su resultado es, inexorablemente, el fin del ciclo kirchnerista. 

La oposición mediática y buena parte de la política advirtieron que el oficialismo no está vencido. La integración del Congreso, la aprobación del Presupuesto 2014 y de leyes económicas importantes, el crecimiento de la buena imagen presidencial son señales de alerta. No todo está dicho y eso enoja, no la hipotética falta de timing de la Corte.
Mario Wainfeld periodista kirchnerista de Pagina12
Cristina es famosa. No se la juzga por los resultados sino por su permanencia.
Su vuelta de ningún lado trae escenas de maurovialismo digital muy desopilantes. Pero el mundo siempre estuvo lleno de boludos.
La semipresidenta volvió con las buenas notis. ¿Cómo qué cuales?
¡Esta ola de triunfazos!
Con toda su épica de expedientes administrativos acumulados. En el mejor escenario posible: su lógica de inmobiliaria con dinero ajeno aplicada al formato de sus amores, la televisión. La radio ya la compró toda y no le interesa. No anda en auto ni transporte público. Mira sus resultados sociales desde el avión. Donde las planillas del INDEC mienten con más ternura. Y la radio, además, es para quienes saben escuchar. No es el caso.
La vuelta de nuestra líder inmobiliaria debería ser, dice el guión, con una farándula más introspectiva. El giro a la derecha, en la Década Narrada, busca su Perón-Balbín.
Y un programa de TV, a las 20hs, con la claque "federal" y mucha gente mirando a Fuerza Bruta. En Plaza de Mayo.
Sin pobres. Recuerden que el verdadero presidente, el neurólogo, le impidió que se entere de los resultados de su gestión. Y de todos modos, los pobres no van a los programas en vivo que hace nuestra semipresidenta.
Hay fiesta en el departamento, mientras tanto. Los vecinos se quejan. Pero los cuarentones que fueron de derecha y fueron pobres detestan ese pasado oficialista. Ahora son ultraricos y de izquierda y jóvenes. Según la tele.
El problema es que su base de poder no está en el Festilindo, con problemas hasta para ganar una Secretaría de Bienestar Estudiantil. Está en el peronismo.
Donde se supone que van a ir a internas. Y quedarse sin dinero para punteros justo antes de los saqueos.
Que sí, obvio, son organizados. Por Cristina. Ella organiza esta desigualdad social, esta desocupación y esta miseria planificada de la Asignación Universal, las jubilaciones universales. Y la fiesta en el departamento. Donde cada  cena sale un par de Asignaciones. El viaje de la Rosada a Olivos unas 100 jubilaciones. Para los que no hicieron juicio, los que la toman en serio. O sea, no su madre. Ni los Fondos Buitres.
Hay música. De Victor Heredia y su alegría. Donde los ricos holandeses les dicen a los sudafricanos que deben ser agradecidos.
Si ponés la interna el 15 de enero podes evitar los saqueos. Si las ponés el 15 de diciembre, como hizo Scioli, los estás fomentando.
Hay gente que está muy apurada con sacarle el control remoto a nuestra líder inmobiliaria. Que total está convencida de que los desesperados sociales la aman. Y que los saqueos del año pasado los organizó el intendente de Bariloche.
La aman, obvio, los pobres, porque tienen DirecTV y la ven todos los días en la Tele.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Te noto alteradito Omix, ¿qué pacha, tas nerviosho?