Como Clinton, que un presidente tenga amante excede lo privado porque se presume que si le miente a su esposa también miente a la sociedad.— Juan Miceli (@juan_miceli) 21 de marzo de 2016
Sobre Scioli/Rabolini y Vidal/Tagliaferro se pregunta Analía Caballero
¿Por qué en pleno Siglo XXI un candidato necesita mostrarse casado y feliz padre o madre de familia para ser digno de dirigir nuestros destinos? ¿No es más loable que sea transparente? En tiempos en que todo se sabe y se “filtra”, resulta bastante naif sostener una imagen a lo Ingalls, que poco tiene que ver con la efectividad de un funcionario. Mentir, incluso con buenas intenciones, otro de los vicios de nuestros dirigentes.
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