La Argentina no defrauda al que le gusta la política. Sólo hay que tener la precaución de ponerse el casco. Con velocidad de vértigo reconfigura liderazgos, ciclos ideológicos, procesos económicos. Acaso haya que irse a Italia para encontrar una pasión tan desbordada. Sin embargo, lo que ocurrió este martes tuvo un aroma a cohabitación a la francesa, ese proceso tan particular en el que conviven un presidente de un signo con un primer ministro de otro.Salvando las distancias, Massa se erigió este martes como un eje que articuló debates de cuestiones tan propias de un Gobierno como puede ser definir a que sectores se le aumentarán impuestos y que nivel de carga fiscal soportarán los salarios. Negoció con los distintos bloques de diputados, con el líder de la bancada mayoritaria del Senado y con los gobernadores. Eso, es una descripción bastante lineal de lo que se conoce como gobernar. Lo notable es que en esa ecuación estuvo ausente una figura habitual: El Poder Ejecutivo.Es decir, este martes la Argentina inauguró otra experiencia en su largo recorrido de excentricidades: Un parlamentarismo ad hoc, limitado a las fuerzas de la oposición, construido sobre la marcha, con las urgencias del último minuto que nos caracterizan...
Todo lo que aquí se diga no tiene la intención de echar tierra sobre hombres y mujeres que de alguna manera llevan sobre sus espaldas el peso de haber sido protagonistas en los últimos tiempos; por el contrario ser nombrado significa que ha estado, y el protagonista es el que cuenta, en el peronismo el que se preservó o se borró carece de la consideración de sus compañeros. Todo lo expresado en este blog puede ser reproducido con la sola condición de citar la fuente.
miércoles, 7 de diciembre de 2016
Funciones de Gobierno
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