domingo, 29 de octubre de 2017

¿Simios con sueños racionales o el hombre que está sola y espera?


El peronismo no tiene interlocutor valido, menos aun conducción, la base aparece fragmentada, por ahora no ha síntesis posible y para colmo Pablo Semán dice que Cambiemos tiene una larga expectativa de vida mientras que el peronismo y el progresismo se aferran a prácticas políticas que no encuentran los sujetos a representar.

Leemos
La consumación de una trayectoria de éxitos políticos y electorales transforma a Mauricio Macri, a Marcos Peña y a Durán Barba en un comité ejecutivo con gran predicamento en una fuerza que se afirma en la alianza que conformaron y el círculo rojo. Y si bien no hay debates públicos intensos que, como en los partidos políticos clásicos, lleven a la dirigencia las angustias y los sueños de sus bases y de la sociedad dispone de una capacidad de ausculta interna que le permite no desorientarse.
Esa misma capacidad de auscultación, a través del uso de Big Data, Data Mining y Microtargeting, le da una superioridad estratégica en el scanneo de la sociedad y en la producción de una palabra política (aun cuando esa palabra política no se presente como política). Y no sólo eso: Cambiemos recoge energías militantes de las que un partido necesita tanto como del financiamiento: compromisos vitales y creativos que hacen de ese hacer política medio y objetivo de vida. En esas condiciones, Cambiemos parece el “príncipe moderno”, el partido revolucionario/gramsciano de las clases dominantes de la Argentina.
He discutido esta caracterización con amigos que sostienen que las relaciones de fuerza que le ponen ciertos límites al gobierno no han variado sustancialmente a pesar de estos resultados electorales y políticos. No ven que el gobierno puede hacer ahora lo que hace dos años no podía ni enunciar y no sólo sin costo político sino sumando nuevos apoyos.
En ese tren, Cambiemos no sólo recoge a los heridos del período de predominio político electoral del kirchnerismo sino, más profundamente, inquietudes que resultan de transformaciones sociales y culturales que se incubaron en las tendencias evolutivas más profundas de la sociedad argentina, Incluyendo los efectos de hastío y fraccionamiento político irreversible a los que condujo la larga batalla en que la fracción kirchnerista nació, conquistó la cumbre y llegó a su actual crepúsculo. Y, entre estos efectos, cuento la transformación individualizante de una parte extensa de la sociedad; la fragmentación social y política de los sectores populares que impide su representación política unificada, la debilidad estructural de los mismos ante una estructura social que los integra a través de hilos muy delgados...
Seman, completo y con fritas aqui: 

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