sábado, 22 de marzo de 2014

Matar a massita

Los barones Feudales temen perder su poder peronista territorial y se reunieron para trazar estrategias. Cómo evitar que el espanto los una a CFK.
La consigna anteanoche era común: matar a Massa. Misión poco edificante, pero comprensible en política: cuando se definen candidaturas aparecen todo tipo de apetitos, una inclinación voraz por comerse hermanos o hijos que deviene de la mitología griega. Más cuando el personaje a digerir –en el caso de que su cuerpo se pudiera repartir en los platos– horada el poder territorial, familiar y burocrático de los feudos que el peronismo construyó en democracia. Curiosamente, con otra entidad y distinta perspectiva, el cuarentón Massa provoca el mismo miedo entre los dirigentes partidarios que la efervescente Cámpora. Borges y su cita sobre el espanto, de manual. De ahí que los gobernadores justicialistas se convocaran en Remonta y Veterinaria, contrataran el catering militar como si fuera una fiesta de cumpleaños o baile –en lo que devino ese instituto castrense para nutrirse de fondos– y hasta se olvidaran por un rato de los rencores y enconos que los distancian de Cristina de Kirchner, quien había propiciado el encuentro a través del controvertido Carlos Zannini y bajo la inspiración directa de un operador todoterreno como Juan Carlos Mazzon, reconocido en el ambiente para ese tipo de tareas, de uniones transitorias, desde los tiempos de Carlos Menem y Eduardo Duhalde.

Dos días antes, previendo la reunión, Massa escribió en Twitter: “Tiren, no importa, aquí hay espaldas para aguantar”. Respuesta típica, también, de un peronista antropófago que, en la semana, además de recibir denuncias oficialistas por actuaciones pasadas en el propio oficialismo, en su constante raid alimentario para ampliar el menú de su Frente Renovador se había deglutido a un intendente que el gobierno consideraba propio, Gustavo Bevilacqua, de Bahía Blanca, cuarto distrito en importancia de la provincia de Buenos Aires luego de La Matanza, Mar del Plata y La Plata. Para los atemorizados gobernadores y la Casa Rosada, entonces, se volvía ineludible convocarse para impedir la fuga de más intendentes, casi una plaga –a su juicio– como la de los presos que habitualmente huyen de las cárceles. A ver si no los tienen en cuenta.

Y cada uno entregó una parte de su honra en ese encuentro en Las Cañitas... 
Roberto García en Perfil (¿donde si no?)
(Continúa en la página original)
http://www.perfil.com/contenidos/2014/03/21/noticia_0057.html

1 comentario:

Anónimo dijo...

El que escribió la nota, Roberto Garcia, es el mismo que anda en las picardias con Pagni? No digo que Massa le hará el favorcito pero no creo que escriba con todo el amor del mundo hacia Zanini. Igual ni empezó esto de la campaña. Ya se van a tirar con cuernos y denuncias. Vamos a ver que prende mas en la gente.