La oposición, que tiene una singular pericia para equivocarse, logró esconderle al kirchnerismo su fracaso electoral del domingo, cuando perdió feo en casi todos los lugares en los que compitió (lo del kirchnerismo es cierto pero no hay que ser tan parcial Joaco, Macri iba a ganar solo en CABA y para montar una polarización con el debían hacer que se bajen todos los competidores fuertes y encima aguantarles que el tano este se haga el vivo y quiera obtener sin dar nada a cambio, por el contrario, quería tomar de los demas "socios"). Si alguien preguntara alguna vez por qué el peronismo pudo conservar el poder durante los últimos 25 años, administrando un país en condiciones cada vez peores, no habría que buscar en los méritos políticos del peronismo, sino en las limitaciones y las ineficacias de sus opositores (Cabe agregar una hipótesis mas, el peronismo parió rebeldías que terminaron fuera del oficialismo pero en vez de clivar entre oficialistas y opositores e incluir en igualdad de condiciones con los demas tipejos como vos prefieren tajear el silobolssa en peronismo antiperonismo). Las 48 horas poselectorales han sido un ejemplo cabal de la pertinacia en el error por parte de quienes aspiran a vencer y relevar al kirchnerismo (cabe aclarar que Macri, su convencimiento de ser el Duce predestinado para gobernar a los argentinos, su soberbia y su miedo a ser vencido hizo mucho mas que el pobre Lousteau cuyo único pecado es ser uno de los mas votados por los vecinos de una ciudad y consecuente con el sistema electoral).
El ballottage en la Capital tiene esta vez una singularidad: está en el medio de la discusión el principal candidato de la oposición, Mauricio Macri, según la unanimidad de las encuestas (no Joaquin mo me digas que exculpás de entrada a Mauricio, reconocé que ustedes decidieron mal a quien instalar, se les cae solo el candidato "natural" y no pueden sostener lo artificial con el auxilio exclusivo de las efectividades conducentes). Macri, a su vez, integra un espacio político común con el radicalismo y la Coalición Cívica. Martín Lousteau, el candidato que aspira a competir en la segunda vuelta capitalina, pertenece a ese mismo espacio, aunque también es solidario con la candidatura presidencial de Margarita Stolbizer. Lousteau ha sido especialmente agresivo con Macri (y promete serlo aún más) durante una campaña, la del ballottage, que concluirá apenas 20 días antes de las primarias nacionales para las presidenciales (si, apuntaste a trasladar culpas tuyas y la del Circulo Rojo a Guga y Marga, en fin... ah y podés poner "balotaje" que no estamos en Paris ni en Argel).
La extraña (? que vés de extraño aqui? solo quiere competir) situación provocó un tumulto (no son tantos si te referís al "cambiemos") de posiciones dentro del espacio opositor (si por espacio opositor entendés el "cambiemos" te anticipo que la mayoría opositora va a quedar fuera de la oposición). ¿Debe haber segunda vuelta cuando la diferencia entre Horacio Rodríguez Larreta y Lousteau fue abismal? (Si Guga entiende que si, así será, se trata de derechos y convicciones anteriores al resultado y, también, de la construcción de una carrera sin vento, si renunciia es Chacho, Menem y tantos renuncistas argentinos) ¿Es razonable extender inútilmente una competencia entre opositores en las vísperas de elecciones nacionales en las que se jugará la continuidad del kirchnerismo? (queda plantearle a Laarreta que renuncie, no se... vos fijate) No hay segunda vuelta en condiciones de remontar 20 puntos de diferencia en la primera ronda (se trata de otra cosa, vos no entendés, ademas lo hubiesen pensado antes de cerrar la nomina en uno tipo tan flojito como el profesor Maurus). No hay, por lo menos, experiencia en el mundo que haya registrado que el segundo salió primero en la segunda vuelta después de perder de esa manera en la primera ronda (para la carrera de Lousteau sumar cinco puntos o diez no tienen precio). No hay, en definitiva, nada que anticipe semejante conmoción electoral (bueno, no es para que te lo tomes asi). Dirigentes políticos chilenos que son expertos en el sistema de ballottage (debieron pasar por él en todas las presidenciales desde el regreso de la democracia) aseguran que sólo se puede remontar en segunda vuelta una diferencia de entre el 5 y el 7 por ciento en la primera. "La sociedad, al final, le da el triunfo al que ganó", dicen (me suena a "las urnas están bien guardadas", pero debe ser prejuicio).
Elisa Carrió prefirió mantenerse prescindente en esa discusión, que es una manera de decir, al menos, que no está segura de que el ballottage en la Capital sea un buen recurso en las actuales condiciones nacionales (digamos que Lilita no come vidrio ni marketing PRO). Es el radicalismo, en cambio, el más empecinado en continuar con el proceso electoral capitalino (te acordás que la Constitución del 94 se hizo pensando en una CABA radical, fue ayer nomas, era su bastión hasta que aparecieron Ibarra y Macri y ustedes y sus ideas de //Alianzas antiperonistas y la pudrieron). Apasionados por las luchas internas más que por la conquista del poder, los radicales están contagiando ese espíritu tan de ellos al resto de la convergencia con macristas y seguidores de Carrió (se llama "democracia" pero es al pedo que te explique, no sos del palo). El presidente del radicalismo, Ernesto Sanz, suele admitir, no obstante, que le sería muy difícil convencer a Lousteau de que acepte su derrota de una buena vez (ya le pidieron a Sanz que se inmole en Gualeguaychú, que mas le quieren pedir si el culo lo entregó hace rato?). "Tendremos que pasar por esto", se resigna, aunque también reconoce que hay muchos radicales con ganas de competir con Pro (si, porque son flojitos los del PRO y CABA supo ser de ellos). Argumenta que el encierro de Pro entre propios dejó varios radicales heridos (je). La interna sobre todo, otra vez (pero... vos creés que la soberbia y el ninguneo quedan impunes en política?).
Sanz ha convertido después la necesidad en una virtud. "Un triunfo de Lousteau ayudaría a mi candidatura presidencial", se entusiasmó, sin entusiasmo (upa, me parece que Macri ya no es el brillante político que creías y sentis que lo tenés que proteger de... Sanz, de Sanz Joaquin, dejate de joder). Nadie sabe si fue una frase seria, si fue una ironía o si fue una incomprensible ingenuidad en un dirigente que nunca fue ingenuo. Para decirlo con palabras directas: un eventual e improbable triunfo de Lousteau en la Capital terminaría también con la elección nacional (no querés ni pensarlo no? pero creo que exagerás muy a propósito). Daniel Scioli sería el seguro próximo presidente (eso ya lo decidieron en Gualeguaychí, no le eches la culpa Stolbizer, Guga, los radicales ni a Mongo Aurelio). Ninguna sociedad vota el desorden político e intelectual conociéndolo de antemano (tampoco soberbia, y antiperonismo en n pais donde el 75% -a veces mas- puede votar peronismo sin vomitar).
Y sigue pero corto aqui, adió
http://www.lanacion.com.ar/1808592-la-oposicion-el-aliado-ideal-del-kirchnerismo
Pd, estos dias en este blog hablaremos de la campaña real, del error de tipos como JMS de dividir el pais en peronismo y antiperonismo y en el error del massismo de pretender dividir el pais en kirchnerismo/antikiirchnerismo, para este escriba había que dividir el pais en candidato de la oposición y candidato del oficialismo, pero con nombre y apellido. CFK no va a estar en las boletas.
2 comentarios:
No se trata de ganarle a Larreta. Con descontarle 5, 8, puntos se lo esmerila. "No puede sostener la ventaja, se cae de a poco y en su propio feudo
, no crece la ventaja", eso se va a decir. En vísperas de la elección nacional, no es poco decir. Vale la pena esmerilarlo. Hay votos para hacerlo.
Para mi va a ganar Larreta por diez puntos, un poquito mas o menos pero esa va a ser la ventaja final. Con respecto a la ALIANZA II ya desde ahora esta demostrando desorden político, anarquía y divisiones todo el tiempo en ese seno así que imagínense si llegaran a ser gobierno... Mientras la oposición no PJ siga actuando de este modo y como le viene haciendo desde hace tiempo tambien tendremos pejotismo en sus distintas variantes por décadas en la Casa Rosada; simple y sencillo.
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