lunes, 5 de julio de 2010

El rol del honestismo en el siglo XXI.

"hay dos discursos en nuestros países. El neoliberal de la flexibilización, que los trabajadores correctamente interpretan como un eufemismo para corroer sus derechos; y el discurso del corporativismo sindical que atiende los intereses de la minoría que está dentro del trabajo en blanco, pero no de la mayoría que está afuera.
Lo que yo propongo es rechazar ambos discursos, aparentemente antagónicos, pero en realidad aliados, porque son los beneficiarios del sistema actual."
El que lo dice es Roberto Mangabeira Unger. El Unger este es el ex ministro de asuntos estratégicos que el Presidente Brasileño Luiz Inácio "Lula" da Silva tuvo que nombrar forzado por las denuncias de corrupción que -entre otros- le hizo el propio Unger.

Entre verdades y fantasías construye su pensamiento.

Hay que tomar la parte buena de la ortodoxia económica, esto es la responsabilidad fiscal, para asegurar margen de maniobra al Estado, para poder organizar una estrategia insurgente. La parte mala de la ortodoxia es tolerar un nivel muy bajo de ahorro nacional que nos pone de rodillas frente al capital financiero internacional. Ningún país se enriquece con el dinero de los otros. Tenemos que organizar una suba forzada del ahorro nacional y construir los canales que destinen ese ahorro a inversiones productivas de largo plazo.

tenemos que construir las instituciones de una democracia que no necesite de la crisis para permitir el cambio.

Para cambiar en esta dirección es necesario resistir atajos fatales, que en Argentina son tres grandes grupos. Por un lado, tenemos los que influyeron en la formación histórica del justicialismo, cuya primera tentación es expropiar el excedente económico del agro para financiar el consumo de las masas urbanas. Es un atajo frente al trabajo serio y la democratización de las oportunidades económicas y la capacitación de la sociedad.

Luego esta el atajo político de apelar al personalismo confrontacional, frente a la alternativa de la construcción de una democracia de alta energía. Y la consecuencia de estos atajos en la Argentina es que se da la alternacia de una política transformadora anti-institucional y una política institucional anti-transformadora.

Los atajos que influyeron en la formación histórica del radicalismo son sobre todo la tentación de copia institucional. Hay un discurso de institucionalidad, pero sin contenido. El contenido es copiar las instituciones de Estados Unidos o Inglaterra o Alemania, que no resuelven nuestros problemas.

El tercer atajo es la tentación de vaciar el desarrollo, de fijarlo en la producción primaria. Nuestra riqueza natural y agropecuaria puede ser muy buena como manera de financiar una alternativa o muy mala como una manera de evitar el desafío de construir esa alternativa.

En un país como Argentina hay dos discursos y los dos son malos y falsos. Uno muy característico del peronismo de derecha, que es preguntar a los inversores que quieren y todo lo que quieren dárselo con la idea de que por ese camino se va a desarrollar el país, la idea que nos vamos a enriquecer agradando a los hombres del capital. Y el otro es el discurso vacío y grotesco de una institucionalidad imitadora. Vamos a respetar las reglas, de acuerdo: ¿Pero qué reglas, qué normas, siguiendo qué camino?

Estos discursos antagónicos son aliados. Y cuando se busca superar esto, se cae en la tentación de ir hacia dos caminos del pasado. Uno es el keynesianismo bastardo, que no tiene una estrategia de desarrollo, sino simplemente la idea de expropiar el agro para financiar el consumo y el crédito de los centros urbanos. Eso no es una solución.

El otro es volver al desarrollismo de un Estado inductor de la economía al estilo de Frondizi, sin ver la diferencia histórica crucial entre nuestra época y aquella. La fase anterior era una fase en la que el Estado se podía aliar a los sectores organizados de la economía y ayudar a construir un fordismo industrial. Ahora, el desafío del Estado es capacitar y organizar a la mayoría desorganizada y pasar directamente del preformismo al post fordismo. Y esto exige lo que siempre nos faltó: imaginación institucional.

La solución en esta fase histórica no es abolir el presidencialismo, sino transformarlo, organizando mecanismos para resolver los impases. Por ejemplo, cuando se traba la situación entre el Ejecutivo y el Legislativo, permitir a cualquiera de los dos poderes convocar a elecciones anticipadas, que se aplicarían a ambos. De tal forma que el poder que se excediera en su prerrogativa constitucional, pagaría el precio político del riesgo electoral.

En nuestros sistema el Presidente es fuerte para agradar o para perjudicar, pero es débil para transformar.

Unger es un exponente del honestismo humanista cuya raiz intelectual es yanqui (el hipismo de Woodstock) tomada por la burguesía paulista que si tiene una "diplomacia paralela".
La lectora Analia hace un comentario que me parece lo pinta de cuerpo entero:


Analía
Sin duda que la avanzada intelectual de EE.UU. viene desde Brasil, pero con un "discurso" viejo. Premisa del 1946: el Centro es motor del desarrollo para los países periféricos y se mide en PBI por habitante (porque no se admite redistribuir). Muy "livianito" la crítica al peronismo y al radicalismo con "reduccionismo" de Universidades Americanas. En general bueno; considerando que suena como un discurso que se pretende imponer, lo llamaría -con todo respeto- el Braden de San Pablo.
Esto ratifica que cuando habla un personaje siempre hay algo detrás.
La nota completa y comentarios aparecen publicados en la edición de "La Política On Line" y consiste en un reportaje realizado por Ignacio Fidanza.
Para leerla completa cliquear aqui.


"El rol del progresismo en el siglo XXI"

También: "Qué significa ser progresista hoy"

Excelente ilustración de Bob Row del blog gloriamundi.blogspot.com inmortalizando a pinillo Solanas, Unger y el globalizologo (cuack) Iglesias.

3 comentarios:

Daniel dijo...

Bueno, también hay una falacia en decir:

"El contenido es copiar las instituciones de Estados Unidos o Inglaterra o Alemania, que no resuelven nuestros problemas"

Qué problemas resuelven en todo caso las instituciones en Estados Unidos? Si lo que se impone es la quintaescencia del sistema que dirime entre "ganadores y perdedores", echando todo humanismo a la basura; y eso hablando puertas adentro.

Además, desde donde se dice que gobiernos "populistas" son escasos de institucionalidad; toda vez que gobiernos de "etiqueta institucional" se han pasado las instituciones por el tuje votando leyes como robots en un verticalismo irracional -por ejemplo-; o utilizando decretos para aplicar aberraciones que no resistirían el menor debate en un Congreso.

Bob Row dijo...

¡Ja!, no sabía que había un video de esa reunión. Mangabeira hace un gestito con la boca de lo más divertido; lo tendré en cuenta la próxima vez que me encarguen uno de los artículos del diario en los que se entusiasman con su retórica.

Hay una falacia que él comparte con el "populismo" argentino: la de que las retenciones a la soja son para reistribuir (financiar el consumo, dice él). Y digo que es una falacia, no porque no se redistribuya (a través de las obras y subsidios estatales al transporte y la energía). Sino porque cualquier gobierno sensato (aunque fuera conservador) tendría que haber puesto retenciones para evitar la "enfermedad holandesa" ante los precios especulativos que parecían dispararse al cielo. Ante esas tasas de ganancia ningún capital se reinvertiría en la industria y la hectárea de tierra habría llegado a alquilarse a precio de diamantes. De ahí a la hiperinflación, un paso. Por suerte, el globo se pinchó a tiempo.

Gracias por acordarse de mí, compañero.

Anónimo dijo...

Se imaginan a un argentino dando cátedra en Brasil, a los brasileros sobre sus partidos y lo que les conviene???. Si nos olvidamos de ese detalle, tengo que decir que a este tipo no le gusta el peronismo, ni el desarrollismo ni el radicalismo. ¿Quién le gusta "para nosotros"
??Pino???. Quizás me quedé en el tiempo pero creo que en lo económico no hay nada fuera del 2º plan Quinquenal y de Frondizi. Más el federalismo que no existe hoy. Todo bien con el amigo, pero que nos venga a enseñar que es más importante la inversión que el consumo no agrega nada.