batalla cultural y traición

Volvimos a leer estos dias  las supuestas declaraciones de un caliente Sergio Massa, según un embajador norteamericano que urgido de contestar sobre la personalidad de la "pareja presidencial argentina"  mandaba cables   con las informaciones que el había recogido y con las que le pasaban los informantes, en buena parte como cualquier empleado apurado por sus patrones ha incluido lo que escuchó y lo que no.

Ayer en un blog hiper K  -obvio que en esto de cuestionar a los que hablan peste de los demás el militante K predicaba con las bragueta baja- decía yo que a juzgar por el comparativo de los resultados del 28J de 2009 y el 14/8 de 2011 aquel aserto de Massa: "sin Nestor a cristina le iría mejor" era la verdad peronista número 22.

Claro, que después del 28J se buscó traidores para explicar una derrota preanunciada, una derrota que se daba sin necesidad de traidores, claro que las testimoniales se impusieron para que no quede ninguno en lo interno de pie, la perversidad es también un requisito de la conducción y se valora. Dije siempre que puedo difundir deliberadamente la mentira, lo que no me permito es creérmela, la traición de Massa es solo una necesidad de la dinámica de la conducción kirchnerista que funcionó perfectamente hasta 2007, aplicada a Massa fuera de ese termino de tiempo era ineficaz, todo lo bueno del resultado del 14 de agosto se debió a otros aciertos menos valorados, para los extraviados k el "sunescandalo" wikyleaks fue la confirmación de la conspiración universal contra el amado Nestor y la amada CFK.

Que le vachaché, no hay piur ciego que el que no quiere ver. 

Batalla cultural y traición van juntitas de la mano, el problema que se presenta ahora es que la batalla cultural terminó y la necesidad de la traición y la cultura de la resistencia se fueron con ella. El 14 de agosto el kirchnercristinismo mató su gallina de los huevos de oro, ya no es un débil, no es el payador perseguido, ya nadie los traiciona sino que esa fuerza es vista como la que hace justicia u oprime. El kirchnercristinismo está en el centro del ring y eso cambia las cosas, hablar de poder hegemonico a partir del 14/8 es hacer referencia a CFK y no a AEA y entender esto es vital para no provocar nuevos 10 de marzo de 2008.

Esto del 14 de agosto como fecha de vencimiento de la batalla cultural se viene tratando en la blogosfera y no nos vamos a sustraer de esa movida. Para univocar términos en este primer posteo sobre el tema precisaremos el alcance de "batalla cultural" para Gramsci y para eso choreamos texto de aqui (cliquear)

Quizás el principal aporte que Gramsci hizo a la corriente marxista radica en haber puesto de manifiesto una obviedad: “ninguna ideología puede imponerse por la fuerza”. Según él, toda revolución violenta genera, como respuesta casi inevitable, una contrarrevolución que debilita y hasta puede hacer peligrar a aquella. Por tanto, todo cambio revolucionario demanda una mentalización previa que haga posible que éste florezca y no se marchite en forma inmediata. De ahí que delineara su estrategia del siguiente modo:

Para imponer un cambio ideológico profundo y duradero es necesario comenzar por la
modificación del modo de pensar de la sociedad civil (o sea, del conjunto de los habitantes de un determinado país) a través de pequeños y progresivos cambios realizados a lo largo del tiempo en el campo de la cultura. Para él, había que construir un “NUEVO PENSAMIENTO”. Crear lo que denominaba “EL SENTIDO COMÚN DE LA GENTE”, entendido como el modo común de pensar de las personas que prevalece a través del tiempo. Había que lograr que la sociedad civil alcanzara un nuevo modo de “ver la vida y sus valores”. Para Gramsci, esto era más importante, y prioritario, que alcanzar el dominio del aparato político.
Para lograr que la sociedad civil (la opinión pública) llegue a tener un modo común de sentir y pensar (sentido común), es necesario apoderarse de organismos e instituciones en donde se desarrollan los parámetros y valores culturales. Es decir, los medios de comunicación, los centros educativos (escuelas, institutos de educación secundaria, Universidades, etc.) y los círculos artísticos. Desde la perspectiva gramsciana, hacia allí había que apuntar. Con paciencia, a largo plazo, educando a las nuevas generaciones desde su niñez.
Después de cumplido este proceso, la obtención del poder político caería por su propio peso, sin revoluciones armadas, sin resistencias ni temidas contrarrevoluciones, sin necesidad de imponer el “NUEVO ORDEN” por la fuerza, ya que el mismo se abriría paso en “forma natural” y concitaría un amplio consenso a nivel popular.

Ahora bien, intentemos ser un poco más precisos.
El programa gramsciano era (y sigue siendo) bien claro en un punto: "alcanzar el desprestigio de la clase hegemónica, de la Iglesia, del ejército, de los intelectuales, de los profesores, etc. Habrá incluso que enarbolar las banderas de las libertades burguesas, de la democracia, como brechas para penetrar en la sociedad civil. Habrá que presentarse maquiavélicamente como defensor de esas libertades democráticas, pero sabiendo muy bien que se las considera tan solo como un instrumento para la marxistización general del sentido común del pueblo”.

¿No sé si algo de esto les suena conocido? Supongo que cualquier uruguayo que no viva dentro de un tacho de cocina podrá dar fe de esto último, ¿no?
Otro hecho fácilmente constatable en diversos ambientes culturales y especialmente en el nuestro, es lo que se ha dado en llamar la "TRAICIÓN DE LOS INTELECTUALES". Esto se ha ido logrando a través de diferentes vías, ya sea mediante favores, concesión de prebendas y halagos de toda especie, o bien, mediante la táctica opuesta, que es la seguida con los intelectuales y docentes que no se doblegan ante estas formas de captación. Me refiero a la presión, el chantaje, la amenaza y el boicot cuando no lisa y llanamente el desprestigio, la calumnia y la difamación.
Sucede que en el marco de la estrategia gramsciana, el quebrantar de un modo u otro al intelectual opositor es fundamental; escuchemos al teólogo Alfredo Sáenz referirse a este punto: "Gramsci considera que se ha ganado una gran batalla cuando se logra la defección de un intelectual, cuando se conquista a un teólogo traidor, un militar traidor, un profesor traidor, traidor a su cosmovisión... No será necesario que estos «convertidos» se declaren marxistas; lo importante es que ya no son enemigos, son potables" para la nueva cosmovisión. De ahí la importancia de ganarse a los intelectuales tradicionales, a los que, aparentemente colocados por encima de la política, influyen decisivamente en la propagación de las ideas, ya que cada intelectual (profesor, periodista o clérigo) arrastra tras de sí a un número considerable de seguidores.
En fin, luego de leer a Gramsci y entender dónde estamos parados, sería bueno que todos aquellos que no comulgamos con la utopía marxista y creemos en las bondades de la sociedad libre y democrática, nos unamos en torno a la defensa de los principios y valores que nos identifican y no sigamos siendo –como hasta ahora- mansas ovejitas camino al matadero.

by Gustavo Toledo
Libertad
de reflexión y catarsis

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