miércoles, 12 de noviembre de 2008

Carta abierta al Rabino Sergio Bergman

Shalom aleijem
Salam aleikum
La paz sea contigo


Rabino Bergman lo he escuchado mucho, demasiado quizás, en los últimos tiempos, y he prestado atención a mas de una de sus intervenciones. Entre ellas, la que más me preocupa, por sus proyecciones, es su intervención pública en favor de la seguridad.

Y no creo precipitarme cuando me ocupo anticipadamente de esto, es solo que su arenga combinada con la arenga de otros lideres espirituales y la cobertura de ciertos medios informativos que presentan un robo en Olivos, el asesinato de un hombre por motivos pasionales en Calamuchita y un autosecuestro en Comodoro Rivadavia como el advenimiento del apocalipsis seguida por la publicidad de puertas Pentágono (”la puerta o la vida”), puede echarle el baldazo de agua fría necesario para despertar a un monstruo que está dormido en el lecho aparentemente apasible de todas las comunidades.

Desde chico supe que las sociedades autoritarias son las que alcanzan niveles de seguridad que hace que la gente “honesta” se sienta tranquila.


Repito: solo las sociedades autoritarias lograron ese control, lo dice por ahí Alejandro Dolina que no será filósofo o teologo, pero es lo que tengo a mano, “Stalin y Hitler tuvieron fuerzas policiales muy eficaces”. No tome esto como que echo mano del recurso rastrero de describir los horrores del nazismo para confrontar con un rabino, solo menciono 2 formas de autoritarismo y las doy como ejemplo.

En las sociedades democráticas, republicanas, a la delincuencia se la combate, pero solo con instrumentos que no restrinjan las libertades y en eso se corre riesgos.


Visité una vez New York, digamos que para muchas personas es el centro del mundo, y allí, en el centro de una sociedad democrática, republicana y poderosa la recomendación era: “por ningún motivo se acerque al Bronx”. El centro del mundo y hay un “fuerte apache”, un “la Cava”. Vió rabino que enorme cantidad de paradojas y de sugestivas coincidencias nos depara esta vida que nos ha sido dada. Sin embargo de tanto escorchar con la seguridad los norteamericanos tuvieron su “patriotic act” y contemplaron azorados como el monstruo despertaba en su sociedad republicana.

Le voy a recordar cual fue el tiempo argentino que los sectores nóstalgicos de la no-democracia evocan como del imperio del orden y la seguridad: el proceso entre marzo de 1976 y diciembre de 1983,seguido por todos los golpes militares que recuerden. ¡Ajá!, fué el tiempo de la paz de los cementerios, de las fosas comunes, de los "operativos" parapoliciales y paramilitares, de la razzia, de la picana, como brutal forma de detener el avance que en materia política-económica y social se les venía encima.

Respecto al llamado “Proceso”, he escuchado su opinión y su condena y la comparto.

Pero esa coincidencia, no hace que me deje de preocupar su presencia ante esos auditorios, pues es la bendición que necesitan los que deienden el orden de una sociedad injusta.

Ud. es vitoreado por que su sermón se convierte en arenga e integra el sonido del espectáculo de una oposición sin ideas, sin contenido y por lo tanto sin futuro. El respaldo de un hombre de la fe a las consignas de los organizadores de los actos es lo que importa y por ello las ideas que intenta transmitir pasan inadvertidas.
Eso es lo que se va fijando en nuestra memoria, su respaldo a la defensa de la rentabilidad empresaria y al orden y la seguridad que ellos necesitan para seguir depredando.

Mientras tanto, algunos pastores (Ud mismo y el cardenal de la Iglesia que abandoné -el jesuita Bergoglio- por posturas y prácticas que tienen que ver con cuestiones de indole no política, suelo decir a mis hijos que “nunca me alejé de Dios, solo de sus intermediarios”) aparecen como apoyo logístico de cuanto emprendimiento anti-gobierno se organiza. Y es así como quedará en el recuerdo.

Serán recordados como “profetas de la venganza”, por mucho que se esfuerzen en darle sentido distinto al marco que le dan quienes los convocan.

Los recordaremos siempre como los predicadores del “diente por diente”, como aquellos que criticaron firmemente la acción de los delincuentes, solo que sin reparar en peros para cambiar leyes y poder ejecutar, donde fuera y como fuera a los enemigos del “ciudadano honesto”, sin que la ley pueda castigar a tan justicieros vengadores.

Pastor regrese Ud. a cuidar de sus ovejas por que estas que le traen la efímera fama, serán las que conseguiran que le pongan el rótulo de “predicador del autoritarismo” o “profeta de fantasías”, por que en definitiva le recuerdo que solo las sociedades autoritarias le pueden otorgar el orden y la seguridad que ese nuevo público suyo reclama.

No tengo motivo para echarle nada en cara de lo que haga, pero confieso que me pregunté que hacía el miércoles 5 de noviembre hablando en el acto del Congreso. Se me ocurrió que estaba defendiendo los negocios de los banqueros. Con la mano en el corazón ¿podría imaginarse un acto igual en defensa de los ejecutivos de AIG, de Lehman Brothers, de Merril Lynch en Wall Street?.

Ese dia, le cuento pastor, dos veces pasé por las vallas policiales junto a la confiteria Casablanca, donde Ud. aguardaba junto al blindex que lo llamaran a hacer su función de teleevangelista. Las 2 veces fuí atacado por su honorable auditorio. Una por pedir permiso (si, pedí permiso y no me lo daban por que “no ve que está el Rabino”, me decían, contesté que no era óbice para impedirme el paso por el lugar que la policia determinó que era para eso, no a lugar y gran bolonqui) y la otra por que el “ciudadano” que iba delante mio frenó su marcha de golpe y me lo tragué, gran bolonqui, como todos los que estaban alrededor levantaban la voz en mi contra y pretendían que me callara, levanté la voz al grito de “autoritarios”.

¿Debí imprecarlos como ellos lo hacían conmigo?, pero no, solo me salía “autoritarios”. Tal vez, debí acompañarlo con otros epitetos, no se... racistas y xenófobos, por que me di cuenta que lo eran.

Ahhh, no le aclaré… la segunda vez eramos cuatro los que ibamos juntos y en fila india intentando llegar al Palacio del congreso, quien le escribe delante (y detras de la persona que frenó de golpe) y tres personas más detras mio, los que nos defendimos respondiendo con gritos a los gritos que profería su auditorio, mi compañero Lucas y dos señoras diputadas nacionales venían conmigo, pero todas los insultos venían dirigidas a mi. Ahí me di cuenta: mis 3 compañeros eran blancos y yo no.

Ese es el cariz de los actos a los que Ud concurre Rabino y tal vez este sea el motivo último de mi inquietud: tengo tres hijos varones, 2 de piel blanca, de pelo castaño y ojos claros y uno con mi misma piel y mis mismos ojos, de pelo crespo como yo. No quiero que un dia vayan caminando por la calle y me encanen al negrito, solo por que le hicieron “portación de rostro”. Lo juro no sabría como explicarselo, pero si se como ellos y yo reaccionariamos.

¿Ve rabino, que fácil es despertar al monstruo de la intolerancia?, ¿ve que fácil se envenenan los espíritus?.

Ahora se, que la lucha que ud persigue es antitética con mi color de piel y por esto le escribo. Su público está compuesto por racistas, xenófobos e inducidos a la paranoia, que ven en cada negro, un negro de mierda y en cada peruano un ladrón, en ambos casos un asesino en potencia. Su nuevo rebaño sueña con una sociedad en la que se le garantice un ideal de seguridad, cuya sensación solo puede ser creada por el autoritarismo.

Hitler y Stalin, rabino, están a la vuelta de la esquina.

Hace unos dias se cumplieron 70 años de la kristallnacht, sirvan estas jornadas para reflexionar.


Ud sabe que las palabras del inicio epistolar quieren decir prácticamente lo mismo, la diferencia la dan tanto el que la pronuncia como el que la escucha, pues cada hermano está influenciado por un sistema sociocultural de valores y de subjetividades. Cada una de las frases estan determinadas y condicionadas según la religión de que se trate por las virtudes teologales que cada una acentúa
Shalom aleijem, por la esperanza
Salam aleikum, por la fe
La paz sea contigo, por la caridad

En Argentina las diferencias no separa, enriquecen, y hasta hoy pudimos convivir armoniosamente. Con altibajos, pero la llevamos bastante bien, integrándonos lenta y costosamente, en el peor de los casos tolerandonos.

Sus presentaciones en estos actos como ese en Congreso ponen en peligro la concordia, por que quienes lo convocaron saben que lo hacen orar en medio de un auditorio que puede vivarlo, pero que no reflexiona sobre sus palabras. A ud lo hacen ir en defensa de la desigualdad en una putativa representación de la comunidad judía argentina, y su único blasón para ello es ser "discipulo" de Marshall Meyer.

Me despido deseándole que su esperanza de un mundo mejor, lo haga trabajar realmente por un mundo mejor.

Y a todos los que han sido blanco de la violencia, a los que sufren injusticias, a los que fueron víctimas del accionar de la delincuencia y a los que son víctimas de la injusticia social -flagelo exponencialmente más peligroso que todos estos que nombré y que en muchos casos los engendra-, les doy mi más sincero saludo y solidaridad

السلام عليكم

PD. El post original, donde podrán encontrar comentarios que enriquecen el debate es este
http://artepolitica.com/carta-abierta-al-rabino-beraja-uy-perdon-bergman/
Favor de leer esta carta de lectores de La Nación
http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=921992

2 comentarios:

OMIX dijo...

La carta de lectores a la que hago referencia es la de la viuda de Meyer y dice lo siguiente:

Señor Director:
"Su diario ha presentado al rabino Sergio Bergman como discípulo de mi difunto esposo, el rabino Marshall Meyer. Nada más alejado de la verdad.
"Le puedo asegurar que los actos y posiciones políticas del rabino Bergman están en las antípodas del pensamiento de Marshall Meyer. A mi esposo le daría vergüenza saber que un rabino argentino como Bergman propuso cambiar la palabra libertad por seguridad en el himno argentino.
"Tampoco hubiese aceptado compartir un estrado con Juan Carlos Blumberg mientras anuncia su intención de coartar las libertades individuales. Quienes conocimos a Marshall sabemos que como parte de su fe religiosa estuvo en la Plaza de Mayo junto con las Madres durante la dictadura y visitó las cárceles donde recluyeron a Jacobo Timerman y a tantos prisioneros políticos.
"Le ruego que deje de utilizar la figura de mi esposo sin conocer ni su obra ni a sus verdaderos discípulos."

Naomi Meyer
209 West 86 St.
New York, EE.UU.

Anónimo dijo...

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