Siempre he observado en estos tiempos políticos, los del término de un periodo de gobierno, y una alegría malsana recorre mi espíritu. Tipos y tipas grossos, pero grossos-grossos eh, entre los que podíamos encontrar a imperturbables funcionarios, monolíticos políticos de oposición que parecían ser parte de un elenco estable -de vaya a saber que obra - empiezan a cacarear como gallina clueca y mostrar lo peor que tienen de ellos. Actúan (de un lado y otro del mostrador político) como los niños de Faridabab.
En este turno hay mayor incertidumbre por que parece acercarse el fin de una manera de "llegar" al top ranking político que ha sido ser ahijado de alguna corporación mediática.
Esta vez son muchos más los niños de Faridabab que se trepan a los árboles, tratando de alcanzar las ramas más altas y allí esperan que las aguas no los alcancen,mientras ruegan por la llegada del helicóptero que los va a salvar.
¿LLegará?
En este turno hay mayor incertidumbre por que parece acercarse el fin de una manera de "llegar" al top ranking político que ha sido ser ahijado de alguna corporación mediática.
Esta vez son muchos más los niños de Faridabab que se trepan a los árboles, tratando de alcanzar las ramas más altas y allí esperan que las aguas no los alcancen,mientras ruegan por la llegada del helicóptero que los va a salvar.
¿LLegará?
Si querés llorar, llorá/ Judás Priest
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