jueves, 10 de mayo de 2012

Don Ricardo

Perón -Balbin, hacía 1973 algunos soñaban con una formula así.

Finalmente no fue. la vice terminó siendo Isabel Martinez.

Rodolfo Terragno extracta dos párrafos de discursos de Ricardo Balbin que reflejan dos estados del país y que involucraban a estos hombres. Enseña de esta manera que el consenso muchas veces es producto de la madurez.
El tiempo del primero es el dos politicos hiperactivos, apasionados, inflexibles, inquebrantables. El del segundo es el tiempo de dos senadores (sabios, seniles)



El 29 de septiembre de 1949 -el día aquél de "'yo no tengo la culpa de mi lenguaje...",  Balbín había dicho:
 "Aprendí a hablar este lenguaje desde 1930 en adelante. Lo utilicé contra la dictadura de Uriburu y lo fui poniendo en el largo fraude que imperó en mi provincia, donde a veces dejábamos de hablar para romper urnas, debiendo dignificar la conciencia ciudadana. 

Eran épocas de intimidación popular… y a los pueblos no se los saca del estado de intimidación con versos sino mostrando el coraje civil de los que son capaces de jugarse por el pueblo. Así viví mis años de lucha ciudadana, desde 1930 hasta hoy. Y ahora me encuentro con esta ficción que me entristece. Algunos de los que han de votar esta tarde me aplaudían cuando tenía este lenguaje contra Uriburu. Muchos de los que han de votar esta tarde eran mis amigos en la lucha contra el fraude. ¿Qué culpa tengo yo si sigo creyendo lo de antes y ellos han cambiado lealmente sus convicciones?... Yo no he cambiado. Soy el mismo y seré el mismo, porque éste es ya un deber que se adquiere a cierta edad en la vida cívica, no para usufructuar cosas sino para dignificar pueblos (....). 

"A veces es necesario que en un país entren algunos hombres libres a la cárcel para saber adónde irán después los delincuentes de la República. Yo sé, señor presidente, que todo esto suena a ridiculez para algunos; quiero creer que a preocupación para otros.

Ridiculez para los que van a ir con esa alegría de mueca a verme entrar y que yo 

encontraré ahí mismo cuando tenga que salir (...).   

"No me detendré, señor presidente, en la puerta de mi casa a ver pasar el cadáver de nadie; pero tenga la seguridad, señor presidente, de que estaré sentado en la vereda de mi casa viendo pasar los funerales de la dictadura..."                                                                                               Un cuarto de siglo después, la dictadura muerta y resucitada, Balbín despediría los restos de  Perón, en nombre de los políticos.                                                                                      "No sería leal si no dijera también que vengo en nombre de mis viejas luchas, que -por haber sido claras, sinceras y evidentes- permitieron en estos últimos tiempos la  comprensión final.  Por haber sido leal en la causa de la vieja lucha, fui recibido con confianza en la escena oficial que presidía el presidente muerto (...). Este viejo adversario, hoy despide a un amigo".                                                                                                                                                                  En aquél alegato y en esta oración se condensan su estilo, una forma de hacer política

















1 comentario:

Anónimo dijo...

CHE...QUISO UN PAIS DISTINTO...