miércoles, 24 de octubre de 2012

Cuadernos del Delta (pos-dia de las madres de todas las batallas)

Releemos (y revisamos la histoire)
Hay que leer desde ahí para que los datos duros de la década kirchnerista se solidifiquen como algo más que la disputa cultural (la neurosis) entre elites ilustradas. Si hay algo que no está presente en esa disputa son los derivados de la AUH, y sí las teorías circulares que Heriberto Muraro presentaba sobre el paño en los ´70. Hay aspectos del debate político-intelectual que atrasan, que no tienen mucho que decirle al fin de una hegemonía que hay que enlazar con otra: nadie de la política puede pensar que los próximos diez años van a ser como los diez últimos. Ningún hombre político piensa eso ahora. Es ahí cuando el aspecto rupturista de la vulgata kirchnerista se debilita al no poder aceptar al menemismo como capítulo complejo de la conquista democrática. 

Menem, el padre realpolítico de la democracia , el que mató al partido militar, el que se bancó una hiperinflación y un par de corridas cambiarias con paz social, el que para una mayoría popular fue la representación de la estabilidad económica en un país que no podía ponerle el ancla al poder adquisitivo (un no país). Menem cerró (y los efectos sociales habrá que juzgarlos secundariamente) dos frentes que habían hundido cualquier básica noción comunitaria: el hiperinflacionario y el militar. 

No se trata de un panegírico, sino de no convalidar la historia oficial que vive fustigando la forma peronista de conducir el Estado. A little respect to Carlos, y a los que gestaron hegemonías populares con los márgenes que los predominios económicos mundiales permitían (¿cuándo fue de otra manera?). Menem y Kirchner hicieron lo mismo: reconstruir poder político para forjar el decisionismo estatal, y templar la economía. 

Ofrecer un bálsamo económico para una mayoría silenciosa, en épocas económicas diferentes. Derrame, distribución del ingreso, llamalo como quieras, no tengo prejuicios gramaticales. Dice Gonzalo : esa mayoría silenciosa procesó y digirió la década menemista hace mucho. Y yo agrego: y de modo mucho menos traumático que minorías que siguen cacareando y a las que no les fue (económica y editorialmente hablando) tan mal en esa “década infame”.

Y hay algo más: para el peronismo militante juvenil, repensar el menemismo es la condición de supervivencia de una postura política peronista que en esta década se identificó con Kirchner, y que quiera trascender autónomamente cuando en las boletas el apellido Kirchner ya no figure.  

Hay algo peor que hacerle el juego a la derecha: hacerle el juego al óxido frepaso-lanatista. Hay un momento en el que el militante peronista-kirchnerista debe dejar de sentir culpa (porque la mayoría silenciosa que avaló los dos peronismos, nunca la sintió): cuando progresista o derechamente comparan a Kirchner con Menem. 

Que Menem terminó con el golpe de estado, y Kirchner con el de mercado. ¿Con qué va a terminar el peronismo en este nuevo ciclo?



Pd: El "nunca menos", expresión muy bonita y convocante es hoy por hoy muy parecido -en los oídos de los humildes- una expresión de conformismo y nostalgica de los timepos de vacas gordas. En tiempos de vacas flacas la expresión que se espera ronda mas cerca del "Siempre Mas".

3 comentarios:

Rafa dijo...

Querés justificar cada cosa!
Pragmatismo de cuarta!
Tenía razón cuando te dije que vos estabas con Osinde y sus Muchachos en Ezeiza.
Que teoría te cobija ?
No te entiendo. Si ser peronista es lo que opinás vos, la verdad es que yo y muchos como yo no lo somos.
O sea, estaríamos en la parte de abajo del palco, desde el lugar donde nos cocieron a tiros -valientemente- vos, Brito Lima, Osinde y tus amiguitos.
Chau facho de cuarta, dale con Massita para adelante.

Fernando dijo...

Excelentísima nota que creo leí en su momento gracias a que vos la comentaste.
Fui progre puro hasta 2003 (nadie es perfecto), K hasta 2008, y P a secas desde entonces.
Esa nota de Luciano me hizo repensar al Carlos, mucho, y en cierta forma destruyó definitivamente una manera de ver la política y la economía.
Desde entonces lucho para hacérselo ver a unos cuantos amigos que se quedaron en la K, que a veces cantan la marchita, pero que no pueden ver el brutal gorilismo que hay en el desprecio y demonización de aquel gobierno.
Gracias por hacérmela leer otra vez.

Unknown dijo...

Lo de los "los efectos sociales habrá que juzgarlos secundariamente" es de una hijaputez supina.
Al soretito superado presumiblemente provocador que escribió eso, se ve que no se le morían amigos por la falopa, acribillados por la cana o el padre de antes de los 50 en el desierto del desempleo y sumido en la enfermedad. Como me pasó a mí y muchos, muchísimos seres cercanos.
Yo no viajé ni a Miramar (siendo de Mardel), laburé desde los 13 años para parar la olla y si sobreviví fue sólo porque fui más "apto" que muchos conocidos que la quedaron en el camino.
Qué ganas que un salame así me diga lo de los "efectos sociales" en la cara.
Cinismo del estilo "daño colateral". Hijo de mil puta.