sábado, 27 de octubre de 2012

Es mentira que el peronismo no debe hablar de seguridad

Cuando las políticas laborales y sociales del primer peronismo impactaron sobre la masa del pueblo, la tasa de delitos bajó tanto que el encargado de mantener a resguardo a los enrejados se presentó ante el mismísimo Perón y le comentó su preocupación ante el peligro de extinción de su fuente de trabajo- :
“... recuerdo que en 1955, un día se me presentó el director de Institutos Penales y me dijo ‘mi General, hay que pensar, nos estamos quedando sin presos...”
Henchido de orgullo Perón confirmaba en un punto su tesis de que la tercera posición pulverizaría la lucha de clases en sus mas variadas manifestaciones.

El peronismo va hacia la seguridad desde un punto de partida distinto que los modelos clásicos de represión indiscriminada de la derecha y de prescindencia del progresismo. 

No se constituye en garante de las desigualdades y gendarme del orden injusto, pero en el caso del delito concreto que ocurre hoy y a la almacenera de la esquina, le ofrece garantías al que es acusado y cuando es declarado culpable lo saca de circulación porque se pone decididamente del lado de la víctima.

Ponerse del lado de la víctima hoy supone, también, no quedar al margen de lo que le ocurre al criminal, pero eso es en el tiempo. Debe inmiscuirse, y lo hacemos, a fin de separar las naturales desviaciones humanas de aquellos casos en los que se delinque por causas sociales,  a fin de que la lucha se centre en aquel que ya no tenga remedio. 
“... por eso creo, compañeros, que en la tarea del futuro Gobierno, lo primero que interesa es reconstruir al hombre, reconstruirlo económica y moralmente. Mientras la necesidad ande suelta en las calles, y el hombre argentino no tenga las posibilidades de resarcir sus desgracias de otra manera, tendremos la delincuencia suelta en las calles. Debemos pensar que el hombre por naturaleza es bueno; son las circunstancias las que lo hacen malo. En ello, el Gobierno ha de empeñarse en primer término, porque para el Justicialismo el hombre está por sobre todas las demás circunstancias”.
“Cuando los argentinos tengan trabajo y medios de subsistencia, volveremos a tener un director de prisiones que vendrá a decirnos que nos estamos quedando sin presos...”

                                                      J. D.  Perón,                                                                            18 de agosto de 1973, ante el Congreso del Partido Justicialista.
Una de esas intervenciones que vino a paliar por efecto rebote el drama de la delincuencia del desesperado fue la Asignación Universal por Hijo según lo explica el bloguero nac&pop  Carlos (Sirinivasa), como buen peronista que es ha planteado lo siguiente:
Mi hipótesis...es que toda vez que existe crecimiento de la economía y la elasticidad empleo del producto es relativamente alta hay un menor cantidad de gente que incurre en delitos puesto que se generan mas puestos de trabajo. http://datosduros.blogspot.com.ar/2012/10/delito-y-transferencias-de-ingresos.html
La AUH hay que mantenerla, actualizarla, mejorarla. Por otras razones, también porque en el universo de los subsidios es uno de los menos onerosos y de los mas justificables (hasta estuvimos subsidiando el juego), y también por que hace a la seguridad alejando del peligro del delito que nace de la desesperación.

Hay formas dulces de hablar de seguridad como esta que anotamos, pero el peronismo debe empezar a hablar claro de la otra seguridad, más áspera si se quiere pero tan necesaria como el aire que respiremos. Hay que ponerse la gorra un rato y actuar no como garante del orden injusto que no fuimos ni queremos ser pero si para crear "sensación de seguridad", a pesar de los que nos griten fachos,  a pesar de los pregoneros del caos inminente que reclaman garrotazos a diestra y siniestra. 

Los peronistas hablamos de seguridad sin que nadie nos obligue a seguir su libreto.

A pesar de todo y de todos, hay que salir a la cancha a jugar y hacer goles. 

En el plano interno nos vemos obligados a desmitificar: es mentira que los peronistas no tengamos que hablar de seguridad.

6 comentarios:

JOSE dijo...

ahhhhhhhhh buenoooooo , seguro que massita- wilileaks sabe mucho de inseguridad no?? ANDAAAAAAAAAAAAA

Anónimo dijo...

El anonimo de arriba es otro de los "ARTuros" que no se avivaron que defienden a un gobierno neoliberal

Anónimo dijo...

Bueno, y hoy tambièn se cumplen dos anyos de la muerte de Kirchner. Que se yo, por ahì se te pasò. Con onda.
Adrian, desde lejìsimo.

guido dijo...

Creo que hay un punto donde la seguridad es un reclamo imposible.

No hace tanto (depende el lugar, desde donde escribo menos de dos décadas) los pibes volvían de la escuela, morfaban y decían "ma, me voy a la vereda". Y en la vereda había otros pibes. Y la mamá estaba tranquila, porque aunque seguía haciendo lo suyo, sabía que otras mamás se asomaban de a ratos (igual que ella). Y siempre había algún vecino tomando mate, que avisaba cualquier cosa. O la vieja del almacén, que se yo. Y hasta tarde, hasta la cena y, si no había colegio, un ratito después de cenar también.

Y ojo, no es que no hubiera delito. Algunos pibes del barrio, que crecieron conmigo, terminaron en cana. Yo me acuerdo de algún asalto, o algún otro "hecho" policial importante, del que se hablaba en el kiosko, los fichines y la sobremesa. No era un barrio "jodido", pero había nenes complicados. Y los travestis de Luro se puteaban con la cana y las viejas y nosotros nos divertíamos.

Lo que pasa es que en algún momento alguien se preocupó, y no lo dejó más al pibe ir a la vereda. Y después otro, y otro. Y llega un punto en que, si lo dejás salir sos un irrespondable. Porque está solo, y ESO SI es peligroso.

¿Cómo rompés eso? Yo creo que no se puede. Porque la inseguridad no es (solo) la viejita que asaltaron. También es la viejita que se cruzó con uno al que vió pinta de complicado. Y tuvo miedo. Y ahí tenés un caso de inseguridad, pero no un delito. Porque el delito baja (con todos los "datos duros" disponibles a la vista, baja), pero la inseguridad sigue igual, o aumenta.

Estuve hace poco en un pueblo de la prov., 20.000 habitantes. Hay como una esquizofrenia que el pueblero no percibe: autos con llaves puestas y ventanillas abiertas, bicicletas sin candado y la gente TIENE miedo de los chorros. Los pibes en la vereda, si y solo si, acompañados de sus padres.

Creo que hay límites a lo que la política puede hacer con la inseguridad. Puede bajar el delito, puede garantizar procesos justos y reparación y contención a la víctima. Pero no puede meterse en la cabeza de la gente, no puede terminar con la inseguridad. No puede reconstruír el estado en donde estabas seguro con tus vecinos, porque tus vecinos eran, como vos, previsibles. Perón habrá bajado el delito, los presos, pero la inseguridad no existía como la conocemos hoy, porque no es el número de hechos delictivos, son lazos sociales hechos mierda, fragmentados. Se los nombres y la historia de todas las personas que viven (o vivían años ha) en la cuadra de mi vieja. No se el nombre de ninguno de los de mi cuadra.

Yo creo que el delito va a seguir bajando pero nunca, ni en décadas, vamos a abrirle la puerta a los pibes después de almorzar, todos más o menos a la misma hora, como cuando éramos chicos.

OMIX dijo...

Para tener en cuenta lo tuyo Guido, muy en cuenta.

Lo digerimos el fin de semana y durante la semana lo vamos charlando en posteos.

guido dijo...

Y fue muy rápido. Con la una de mis hermanas tengo 11 años de diferencia. Cuando me fui ella todavía era muy chica para "hacer vereda". Cuando iba a lo de mi vieja después, siempre le decía "che, la nena no tiene amiguitas en el barrio". Había una, de enfrente, que callejeaba sola, sentada en la puerta de su casa, y la venía a buscar. A mi vieja no le gustaba esa amiguita. Los padres no se ocupaban de ella y por eso estaba en la calle. Apenas unos años después de que fuera natural para ella que el resto de los hermanos viviéramos vagueando! Después la amiguita se mudó y no hubo más. Se reemplazaron por visitas a y de compañeras del colegio, de dos o tres horas y después a jugar sola. Hasta los 14 o 15, calculo.

Hace unos años empezó la facultad y arranchó con otra piba, a la que no conocía. Un día volvieron juntas y resultó que era para el mismo lado. Crecieron a cuatro casas de distancia, en la misma cuadra y en la misma manzana.

¿Qué política pública puede ir contra eso?

(perdón por la extensión, no molesto más)