lunes, 2 de febrero de 2015

El túnel del tiempo

Dos lecturas recomendadas.
Mientras esperamos la implosión del "Juntos" de Macri y Lilita Carrió leemos
La vorágine de estos días aciagos ha relegado de la palabra pública el gesto de mínima humanidad que cabe a todo ciudadano y, aún más, a los representantes ante una tragedia como ésta: la solidaridad con los familiares y amigos de la víctima, el pedido de disculpas por no haber sido eficaz en su protección, el firme compromiso de esclarecer lo sucedido.
Resulta indudable que la muerte de Alberto Nisman daña al Gobierno en forma mucho más profunda y peligrosa que aquella acusación que el fiscal impulsaba en vida.
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El tardío y necesario compromiso de disolución de la SI y la reorganización del sistema de Inteligencia no pueden darse en condiciones de competencia desleal de parte del oficialismo. Asistimos a un discurso que nos anuncia el fin de los carpetazos poblado él mismo de carpetazos, impropias interferencias en la causa judicial y publicación de información privada de los ciudadanos por parte de distintas agencias estatales. Es el dudoso compromiso de parte de las autoridades con el Estado de Derecho lo que hace quimérica la propuesta en el escenario actual.
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La fuerte sospecha de que un cadáver ha sido lanzado sobre la mesa en una operación política remite a los peores fantasmas de la violencia política que la sociedad argentina creyó exorcizar en 1983. Este hecho nos habla de la fragilidad y el pesar del momento actual, un momento que en palabras del primer presidente de la democracia recuperada podría ser descripto como "un instante en el que el pasado nos ha alcanzado". Por Gerardo Aboy Carlés
http://www.lanacion.com.ar/1764710-otra-vez-nos-alcanzan-los-fantasmas-del-pasado


Se avista el fin de un ciclo político y aparecen problemas que creíamos enterrados. La muerte del fiscal de la Nación más notorio del país es uno de ellos, pero no el único, como bien saben los que que llevan las cuentas año a año. Ante una realidad que se desordena más de lo esperado, contra todas las previsiones y augurios oficiales, lo único que queda es el gesto épico de la resistencia enconada: nadie nos moverá un centímetro de aquello que creemos. Hundirse con el barco entonces, por lo menos hasta que le toque hundirse a otro. Interpretar la política en términos de lealtad y convicción antes que hacerlo en clave de responsabilidad e intercambio es una estrategia que permite cerrar filas, pero ciertamente no ayuda a reconstruir la fuerza de un Estado devaluado. Con todo, el efecto más grave de esta estrategia declamatoria es dejar una sociedad huérfana. Porque, en circunstancias como estas, ¿qué alternativas nos quedan si aquel que verdaderamente escucha al pueblo dice que no tiene el poder y aquel que verdaderamente tiene el poder no muestra la cara?
Entre los pasillos, pero también en las playas teñidas de naranja, resuena la voz cada vez más quebrada de uno que hizo del rechazo de la decisión la pieza central de su estrategia de construcción política. Él también está preocupado.
http://panamarevista.com/2015/01/28/nisman/

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