Poroteando la composición de las cámaras de diputados y senadores después del 10 de diciembre podemos llegar a la conclusión de que el oficialismo, al menos, estará en problemas. Hay que seguir trabajando para que los problemas sean menores y no se llegue a detener la maquinaria que produce las herramientas con las que se gobierna.
Esto de la paralísis legislativa es viejo como el mundo. Es algo que los estadounidenses rehuyen más que a la estatización de los servicios, lo han demostrado a través de su historia, si no hay leyes el país se paraliza y eso es algo que ellos no admiten, ninguna corporación económica o política puede especular con detener la rueda por que simplemente nadie está por encima de los intereses de su país.
Esta enclenque y esperpéntica oposición debería meditar sobre los límites de su obligación a oponerse y sobre las funestas consecuencias para el conjunto social de plantear una intransigencia rayana en lo ridículo y en el fundamentalismo.
Ademas y como daño colateral, aparece el dato concreto y probado que ha intentado todo y sin suerte. Esta acción, que se suma a una larga lista de dislates, va a lastimar más a la oposición que al oficialismo. Es el efecto bumerang que se reitera, lpor que no hay acción opositora a la que le siga la feliz construcción de una red que recoja el resultado y le otorgue créditos por su autoría. Lo sintetiza muy bien Ezequiel Meler en la Revista Zoom con el ejemplo de las últimas elecciones: "las elecciones de junio, lejos de consagrar un eje opositor en condiciones de ganar en 2011, han profundizado la fragmentación opositora. Es tan difícil que Carrió pueda converger con Cobos, como que el socialismo pueda hacer lo propio con Carrió, y el peronismo disidente ni siquiera tiene candidato"
La interna, a la altura de 2 períodos completos y consecutivos de Presidentes designados a "dedazo" limpio, resulta una imposición insoslayable.
Tenemos que preguntarnos si la fragmentación es efectiva hoy y si lo es en 2011 y más aún ante el dilema planteado por la segunda vuelta.
Otro interrogante que se abre se resume en las pregunta:s ¿porqué fragmentar? el espacio interno?, ¿para qué apostar a la división de las tribus peronistas? . Si una interna podría invariablemente pulverizar listas que desgranen la oferta de este peronsimo que gobierna desde 2002 en la elección general. ¿Por que darles la excusa para presentarse por fuera sin pagar costos?, por que ceder una andanada de apoyos y votos en la hipotética segunda vuelta que estará ansiosa de buscar su "pata peronista" para pasar el 50% de los votos.
Esos medios que hoy pierden su posición dominante demonizaron las prácticas democráticas y especialmente a las "internas", como si nuestro país fuera un punto suspendido en el espacio. No hay partido político en el mundo que elija sus candidatos y no utilice nuestras picardías (esto incluye a demoóratas y republicanos yanquis y PSOE y PP gallegos). Sin embargo las mismas son entendidas por los implicados -y en la medida que no vuelcan el resultado- como como parte del folklore.
Pero las internas no son para cualquier chichipío, para jugarlas hay que animarse a construir, prueba que debería ser obligatoria para quien aspira a conducir los destinos de un pais. Demostrar que puede enamorar predicadores en cada barrio de la república, que puede entusiasmar hasta hacer sentar miles de fiscales en cada una de las mesas en las que se juegue su destino político. Si no pasa este primer test que abandone, no califica, ha demostrado no tener capacidad para llevar a buen puerto un bote, menos será capaz de pilotear el portaaviones de la Presidencia de la República.
Este simple mecanismo evitaría interferencias no políticas (corporaciones) y restarle un argumento futuro a los que hablan de dedazos.
En estas internas podríamos innovar haciéndolas solo a Presidente, dejando el lugar vacío para que el vice sea un extrapartidario del frente o el mismo cumpa que salió segundo.
No podemos ser digitadores a ultranza o democráticos a ultranza, habrá que buscar equilibrios. Todo en su medida y armoniosamente es la fórmula secreta de la pócima anti votos piantados.
Segunda -y cortita- parte.
Me parece que una elección interna el mismo dia para todas las categorías no cierra. Tampoco sirve para atrapar a los discolos (caso R. Saá) hay que darles la ventaja de que ganen en su territorio y después hagan su juego. El mismo caso para los aliados Intendentes del conurbano.
Última elección interna, distrito único y solo para Presidente, que el candidato medite y cree el suspenso y por último designe al primer conspirador de la República.
Chan, chan, eso fue todo amigos
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