El colorado De Narvaez siente que tiene posibilidades concretas de ser el gobernador de la Provincia de Buenos aires y para esto lo ayudaron mucho las purgas que llevó adelante Nestor Kirchner y el deseo de repetir de Scioli.
Ya obtuvo el apoyo concreto de vastos sectores medios que lo apoyan en una cruzada anti "K" a la que se subieron, aparentemente, para no bajarse más. Y seguirán ahi por que el "pertenecer" es lo suyo y no el "tener" que es lo único que el kirchnerismo les puede ofrecer vía subsidio.
Nestor Kirchner sostuvo la condición de "clase media" de vastos sectores de la población que sin subsidios no llegan a la segunda semana del mes, pero no les devolvió los sueños de grandeza, el viaje a Miami que a diario le refriegan en la cara Ricky Fort y Susana Gimenez y hacia el, arrojan los dardos. Hasta octubre del año que viene transcurriran tiempos de gloria y de agonía para ambos bandos, en su momento los fundamentalistas K podrán soñar como lo hicieron en el período que fue desde la fiesta del centenario y la eliminación de la selección del mundial de futbol.
"Kirchner destacó la importancia de la unidad partidaria: "hay que incorporar a todos los peronistas que se identifiquen con la distribución de la riqueza", "aun a los que son críticos y a los que cometieron errores hay que mantenerlos adentro" y llamó a los diputados a conformar en el 2011 "un frente progresista" con eje en el peronismo. Respecto de las candidaturas, Kirchner dijo que más allá de los nombres importaba "la continuidad del proyecto" y reafirmó que se van a decidir en las internas abiertas a todo nivel, lo que se interpretó como un aval a que Sergio Massa se presente a disputarle el lugar a Daniel Scioli quien apunta a disputar la reelección el año que viene..."
Nestor Kirchner quiere internas, los quiere a todos en las internas. Se siente ganador de ellas por que no calcula que todos los cerrojos que echó para lograr la incondicionalidad material de gobernadores, jefes territoriales y poderosos intendentes se desmoronarán a medida que transcurra el tiempo y llegados los momentos de definición.
Aunque a muchos les cueste entender, las internas son parte del sueño de participación política más alcance de la mano de vastos sectores de la población. La inclusión tiene que ver aqui con la participación efectiva en redes de doble via, donde los representantes se comprometen y los representados tambien. Las internas están ahí y van a ser uno de los puntos de la agenda de pre-campaña.
Habrá que esperar a ver que instalan los medios sobre ellas. Si cambia la demonización de las que fueron objeto.
En las internas poco tienen que ver el meloneo, la manipulación mediatica, en ella campean las redes, los equipos, los caminadores, poco vale el vago menesteroso de apoyo mediático y por ello fueron demonizadas. Los poderes fácticos, tienen mucho que perder pues en ese juego no tienen incidencia. Entre ellos los poderosos multimedios quieren no perder el rol central de "disciplinadores" del sistema político, en cuanto lo pierdan el capitalismo del que forman parte y son operadores los descartará sin darles la medalla por los servicios prestados.
Todos sueñan. Los extravagantes son los sueños de las parcialidades políticas. Extravagantes e insignificantes.
Tanto el gobierno como parte de la oposición urbana sueñan con que la población se enganche y se divida entre promotores y repudiadores del casamiento sin distinción de sexo, aún no lo han logrado y como van las cosas parece que será muy dificíl lograrlo. No hay caso la gente no se engancha, sigue siendo una cuestión de minorías, que por supuesto debe ser resuelta. Pero en sus efectos midamos el impacto, por que dar por el pito, más de lo que el pito vale.
Muchos de estos sueños naufragarán (asi es la vida) y otros se harán realidad si las fuerzas que los promueven comprenden, a su vez, los sueños de las mayorías.
El viento de la legitimidad electoral interna del peronismo será una de esas fuerzas que se instalan en la historia y que pueden cambiar rumbos.
Como decía Carrasco (Lucas, periodista y poeta federal contemporáneo): "yo no se por que carajo la gente vota como vota". En el 1983 la sociedad argentina eligió a Raúl Alfonsín y los que votamos a Luder-Bittel (y no nos pareció determinante de nada la quema de algún falso cajón) tuvimos que aceptarlo y sentimos que en algo nos equivocamos. Que no nos ocurra nunca más debe ser una meta para los peronistas que cargan con la responsabilidad de llevar las riendas del poder estatal en Argentina. No nos equivoquemos esta vez en comprender la naturaleza de los sueños que abrigan las mayorías.
Volver al asado los domingos (que llega después que los chicos tienen zapatillas de marca) y participar activamente en política, es un sueño permanente del asalariado de escasos recursos. Recuperar terreno perdido puede ser un buen aliciente para que los votos del segundo cordón afluyan a la fórmula peronista, sea esta kirchnerista o no kirchnerista.
“Las primarias en la Argentina son el relato de cómo los caciques de los partidos juntan fuerza para designar, por sí, a los candidatos. Los partidos han perdido esa institución positiva que eran las internas.
Según Zuleta, la consecuencia inmediata de la eliminación de las primarias fue la consagración de líderes mediáticos, carentes de fortaleza política. “El caso más patente es el de Aníbal Ibarra (ex jefe de Gobierno porteño). No fue justo que lo responsabilizaran por la tragedia del boliche (República de Cromagnon). Cuando lo destituyeron, tenía un 60% de imagen positiva pero sólo cuatro legisladores. Y como a él le va a pasar a muchos candidatos cuentapropistas, que inscriben la candidatura sin haber construido poder antes”, vaticinó.
La antípoda de ese caso, advierte el periodista, son las internas del Partido Demócrata, en EE.UU.
“En ella se invirtieron 200 millones de dólares y no porque los estadounidenses sean estúpidos. Durante dos años estuvieron construyendo poder en torno de (Barack) Obama y de Hillary (Clinton). Y cuando el primero llegó a la presidencia, había millones de norteamericanos respaldándolo. Con George Bush (republicano) pasó lo mismo: encaró la Guerra de Irak y completó dos mandatos.
Por algo remotamente menor, un Gobierno no duraría dos semanas en la Argentina.
De igual manera, Obama estatizó la General Motors y el sistema no se descalabró”, contrastó.
“En la Argentina, en cambio, la debilidad de origen del candidato hace que, ante el primer traspié, se cae”, concluyó Zuleta.
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