"era ... el verano de 1949. Eran años en que los italianos cruzaban el mar, inseguros del rumbo que tomaría la historia sin el Duce: así llegó Agostino Rocca, el “ministro del acero” del fascio, en 1945, y así llegó, en la misma fecha, Vittorio, el hijo de Benito Mussolini. El abuelo Giorgio Macri quería que Franco fuese ingeniero. El sueño quedó incumplido porque el muchacho rindió algunas materias y abandonó, necesitado del dinero contante y sonante que obtuvo con sacrificio, trabajando –cuenta Silvia Naishtat– en la constructora Sadop (Sociedad Anónima de Obras Públicas), propiedad de la familia Salleri, a la que el gobierno peronista había adjudicado la ejecución del proyecto de Ciudad Evita. El trabajo en relación de dependencia no era para Franco, que fundó Demaco, su primera constructora."
La fortuna de los Rocca nació en el mar, ya en 1830 eran fuertes empresarios navieros. El origen del apellido se remonta al siglo XIV y a la región de lago de Lugano. Techint fue fundada hace 56 años en la localidad bonaerense de Campana por el abuelo Agostino Rocca, que en Italia tuvo muy buena relación con Benito Mussolini.... Pierre Ostiguy, en su libro Los capitanes de la industria, define a los Rocca a principios de la década del noventa: "Se trata de un grupo económico que representó el arquetipo de la gran empresa que se estableció y prosperó gracias al modelo de sustitución de importaciones. Su principal producto, los tubos de acero sin costuras fabricados por Dálmine Siderca, tenían como primer destinatario a YPF, la mayor empresa del Estado".
El núcleo de las políticas de privatización se desarrolla a partir de la transición entre el gobierno de Alfonsín y el de Menem (en 1989), en medio de una profunda escalada hiperinflacionaria que precipitó la consolidación del bloque de poder que lideraría el proceso hegemónico y materializaría las llamadas "reformas estructurales". Este proceso venía siendo impulsado, desde mediados de la década del ‘80, por sectores empresarios en el agrupamiento llamado "Capitanes de la Industria", integrado entre otros por los ejecutivos de Techint y de Acindar, a la sazón, los grupos económicos más importantes con inversiones en la industria siderúrgica. La privatización de SOMISA —y de plantas menores— y medidas económicas que sostuvieran la competitividad del sector eran las principales demandas de estas empresas (Ostiguy, 1990).
Cuando se habla de Peronismo se hace referencia al fascismo. Para colmo el mísmisimo Perón viaja en misión militar (¿Perón espía?) durante los tiempos duros del fascismo sumado ya a la maquina guerrera.
Claro que los mismos que denuncian la fuga de Alemania de militares , científicos y capitales hacia la Argentina, por alguna extraña razón no lo hacen con la misma enjundia hacia italianos y fascistas. No voy a pensar que están dejando de ser gorilas, en definitiva es conceder el valor que tuvo el pragmatismo de la política peronista que intentaba industrializar un pais casi sin empresarios, sin técnicos y sin grandes capitales, que va!!, quizás encuentre mejor explicación en la cobardía de estos goriláceos chupaculos para enfrentarse a capitales y empresarios fuertes en nuestra economía.
El párrafo que sigue fue extraído de una nota del Diario de Rio Negro, y lo agrego por que entiendo puede echar algo de luz al respecto
La investigadora italiana Federica Bertagna, autora de "La inmigración fascista en la Argentina", sostiene que el país abrió sus puertas a los italianos en la segunda posguerra "pero ni Perón ni el gobierno fueron a Italia a buscar fascistas para que vinieran acá.
"Si los fascistas eligieron el destino argentino es porque era un destino tradicional para la inmigración italiana y la bonanza económica de la Argentina en esa época, la situación del país en general, era favorable a los inmigrantes".Entre los cerca de 100.000 italianos que viajaron en los años '40 (en Brasil y Venezuela no sobrepasaron los 10.000 en cada uno) había sí muchos expurgados por las leyes italianas por su adhesión al régimen de Mussolini, "pero ya habían sido absueltos en Italia, como el caso emblemático del empresario Agostino Rocca. Los que vienen de Europa, como el caso de Rocca, conocen muy bien los cambios que quería la Argentina en cuanto al desarrollo industrial. Él propone una tecnología, en el caso del gasoducto de la Patagonia, de tubos sin costura, que permitió el transporte de gas hasta los barrios bonaerenses", apunta Bertagna.
Rocca estuvo en los máximos niveles de conducción empresarial en Italia y estaba muy bien conectado en todo el mundo. "Tenía una excelente relación con Torcuato Di Tella, que era un empresario líder en la lucha contra el fascismo, porque las relaciones entre empresarios siempre van más allá de la política".
PD.
Gonzalo Bustos -de el se trata- explica al fascismo, como una religión civil que buscó su “romanidad”. Quizás no haya más que lo simbólico para encontrar una ligazón entrambos.
Claro, si uno no nació estrábico puede padecerlo en virtud de mirar a tavés de lentes que no son las indicadas para un latino-americano como Mauricio que dice no entender algunas actitudes de su padre. Máxime si son de las del tipo de las que puso en práctica desde el primer paso dado en suelo argentino.
Mauricio sigue siendo el pibe y el pibe Macri adoptó una ideología extraña sin argentinizarla, es liberal, es PRO. El tiró por la borda toda una historia que lo hubiese podido identificar y lo debería haber unido al peronismo, pero prefirió no hacerlo. El quiso ser un chico PRO. Pero eso no lo hace una víctima, es quien se puso en contra del ADN de Franco, le pide que no respire. Eso es lo que hacen ciertas ideologías.
Otro "tano" en su momento supo explicar la aparición de la necesidad de crear ideologías. Salvador Ferla dixit
“En el Medioevo, la sociedad occidental no elaboraba ideologías porque segura de vivir en un orden inmutable, no pensaba que las civilizaciones o las culturas pudieran crearse a voluntad. Con el renacimiento el intelectualizado occidente descubrió de pronto algo tan sencillo y fácil de presumir como esto de que la vida no había sido siempre igual, de lo cual dedujo, sin mucho esfuerzo que si había sido diferente en el pasado, también podía serlo en el futuro. Como simultáneamente el desarrollo de la ciencia y la técnica fue creando instrumentos de cambio, hubo una fuerte incitación a modelar el futuro, surgen entonces las ideologías como propuestas de cambio que forman una escatología laica basada en una dimensión de la esperanza: la redención social y la felicidad humana en la tierra…
Es necesaria incluir aqui la noción de ideología del “tano” Ferla , que resume en pocas líneas:
“ideología es la prefiguración de una sociedad futura en pos de la cual se expresa un conjunto de objetivos con los correspondientes medios para alcanzarlos"
Más adelante categóricamente afirma que
“todas las ideologías… se han mostrado impotentes para interpretar en forma global, coherente y estable el pasado, presente y futuro de la humanidad. La realidad del pasado siempre está por encima de sus intérpretes y el cambio suele burlarse de sus profetas”Luis Taruselli en su libro: ”El Pensamiento Nacional”, del cual extraigo todas las citas de Ferla que incluyo aquí, arroja un argumento más:
"Este socialismo de Tercera Posición exige como presupuesto básico el fin de la dominación que el imperialismo ejerce sobre nosotros a través de esas entidades de lucro a las que con elegancia eufemística se suele llamar empresas multinacionales y el fin de la oligarquía vernácula y otros grupos parasitarios en que esas empresas se apoyan. En esta segunda etapa de la experiencia de gobierno peronista (se refiere a 1973/4) tiene que entrar a funcionar forzosamente la marchita “de los muchachos” en aquella parte que dice ”combatiendo al capital”… Pero ese socialismo apunta a distribuir la propiedad, no a suprimirla totalmente, ordenándola en categorías que podrían ser: estatales, cooperativas, sindical, privada y mixta.”
El hoy llamado "capitalismo de amigos" es moneda corriente en la economía mundial, aunque en países como el nuestro no siempre sirva para la acumulación genuina de capital (y menos de amistad). Sus orígenes en la Argentina están registrados —como el de tantas otras adaptaciones vernáculas al llamado Primer Mundo— en el lado B de la historia.
El hecho transcurre en 1953. Charles Erwin Wilson, por entonces el número uno de la General Motors, es designado Secretario de Defensa por el flamante presidente norteamericano, Dwight Eisenhower.
El nombramiento no pasó desapercibido. Wilson debió comparecer ante el Senate Armed Services Committee, donde se le preguntó sobre la compatibilidad entre ambos cargos. “Durante años pensé que lo que era bueno para el país era bueno para General Motors y viceversa", contestó.
Los años y las turbulencias financieras se encargaron de confirmar los dichos del funcionario polirrubro; aunque no siempre en un mismo sentido, ya que todo lo malo de GM lo ha sido, también, para el pueblo de los Estados Unidos.
La teoría de Wilson
En realidad, Wilson no hizo más que confirmar una ley de la historiografía científica. Esto es, que el Estado, en toda época y lugar, se ajusta a los requerimientos de las clases sociales y sectores que hegemonizan el proceso económico en cada instancia histórica.
Y para que tal hegemonía se mantenga, las mayorías populares deben estar integradas —con mejoras relativas a su standard de vida— al proceso de acumulación del grupo dominante.
Cuando esta relación entra en crisis, aparecen los problemas.
Esto fue, a grandes rasgos, lo que ocurrió en la Argentina de los ’50. Tras varios años de prosperidad y proteccionismo, la fracción más concentrada de la burguesía industrial colisionó con sus vecinos, de los pisos de abajo, en el edificio interclasista administrado por el peronismo gobernante. Lo cual ocasionó una compleja crisis de hegemonía y su correspondiente quiebre institucional.
Durante el primer peronismo, la burguesía industrial de capital nacional fundaba su hegemonía en la inclusión de los sectores populares, como el proletariado. Su régimen de acumulación estaba ligado, en consecuencia, al progreso de las fuerzas productivas autóctonas.
Dicho en otras palabras: todo lo bueno de las florecientes empresas industriales, comerciales o agrícolas era bueno para los argentinos, recurriendo a la espontánea teorización de Charles Wilson antes citada. (La presencia de Miguel Miranda en aquel gobierno es, en cuanto a orientación hegemónica, la contracara de los posteriores funcionarios “por empresa”).
En las últimas décadas, las articulaciones, crisis y reordenamientos del bloque dominante en la Argentina han modelado las diversas estrategias de hegemonía.
Formulaciones que acompañan los cambios operados en los mecanismos de rentabilidad o en “la forma de hacer negocios”.
Es la dinámica de la transferencia de riquezas, desde la periferia hacia el centro de dicho sistema internacional en la etapa del capital monopolista.
Se trata de una dinámica, voraz e insaciable, que inevitablemente se repite en sus formas. A pesar que el barniz ideológico y el marketing político, simulen aparentes diferencias entre el antiguo y el actual “capitalismo de amigos”.
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