viernes, 17 de septiembre de 2010

militancia

Escribíamos hace un tiempo
El viejo General supo aclarar
Cuando se habla de revolución, algunos creen que se hace a fuerza de bombas y de balazos. Revolución, en su verdadera acepción; son los cambios estructurales necesarios que se practican para ponerse de acuerdo con la evolución de la humanidad, que es la que rige todos los cambios que han de realizarse.
El hombre cree a menudo que él es el que produce la evolución. En esto, como en muchas otras cosas, el hombre es un poco "angelito". Porque es la evolución la que el tiene que aceptar y a la cual debe adaptarse. En consecuencia, la revolución por los cambios del sistema periférico, que es lo único que el hombre puede hacer, es para ponerse de acuerdo con esa evolución que él no domina, que es obra de la naturaleza y del fatalismo histórico. Él es un agente que crea un sistema para servir a esa evolución y colocarse dentro de ella.
Quiere decir que la revolución de la que nosotros hablamos no es una causa, sino un efecto de esa evolución, que nosotros debemos poner al dia a través de sistemas.
A la revolución peronista no la hizo ideología alguna, sino el hecho mismo de sentar a los trabajadores a la mesa del poder y dejar que estos hicieran su aporte moldeando a su manera las viejas instituciones del orden burgués.

Hoy algunos escriben desde el sitial del revolú "arrepentido". Ese/a tipo/a onda Beatriz Sarlo que pasó de creer en la necesidad de las balas para hacer la revolución y de escribir en periódicos onda "Vanguardia comunista", a no creer en la posibilidad de una revolución. Já que "rotation".

Tenemos objetivos para esa sociedad futura y somos bastante pragmáticos en los medios para llegar a ellos aunque importen y mucho. Lo que hacemos es "inteligencia de la situación" pero para ello no necesitamos una ideología, podemos valernos de determinada ideología para interpretar parte de esa realidad que no es dada escudriñar.

Eso no quiere decir que somos tipos vacíos de proyecto, tanto que no nos fijamos en los medios o nos subimos a todos los colectivos. Haciéndonos cargo de las críticas que escuchamos ahora sobre la versatilidad, ubicuidad, oportunismo, funcionalidad a los poderes económicos y debilidad ideológica del peronismo y debido a que estamos surfeando sobre una ola de época de salida del neoliberalismo, no somos pocos los que seguimos soteniendo que el peronismo es un “socialismo de tercera posición”.

Esta definición intenta dar un salto sobre las ideologías dominantes en la época que parió al peronismo y desde ese “Ades” ver las disputas ideológicas como distantes, superfuas e innecesarias, pero tiene vigencia hoy. Para precisar que es eso de “socialismo de tercera posición". Recurro -para dar contenido a estas palabras huecas mias- al tano Ferla

"Este socialismo de Tercera Posición exige como presupuesto básico el fin de la dominación que el imperialismo ejerce sobre nosotros a través de esas entidades de lucro a las que con elegancia eufemística se suele llamar empresas multinacionales y el fin de la oligarquía vernácula y otros grupos parasitarios en que esas empresas se apoyan. En esta segunda etapa de la experiencia de gobierno peronista (se refiere a 1973/4) tiene que entrar a funcionar forzosamente la marchita “de los muchachos” en aquella parte que dice ”combatiendo al capital”… Pero ese socialismo apunta a distribuir la propiedad, no a suprimirla totalmente, ordenándola en categorías que podrían ser: estatales, cooperativas, sindical, privada y mixta.” (Salvador Ferla)




Y todo esto consume combustible militante, cuadros o no cuadros, blogueros, territoriales, sindicalistas, campesinos, obreros, estudiantes, intelectuales, académicos, profesionales, de base o de superestructura, mujeres y hombres de carne y hueso que serán las poleas de transmisión en las luchas por consolidar el proyecto de pais, la idea de pais que queremos plasmar. Claro que también funcionarios, el funcionariato es clave a la hora de gestionar, pero fundamentalmente militancia, mucha militancia...

Militancia
Palabra que quisieron borrar de la memoria colectiva. Palabra que quisieron desaparecer con los desaparecidos, para que junto a la palabra se olvidara la posibilidad de hacer de la vida un acto de amor, de entrega, de coraje. Palabra que honra a miles de compañeros y compañeras que supieron construir un sueño colectivo, combativo, revolucionario, socialista. Un sueño hecho de muchos sueños, con diversas identidades, con distintos proyectos. Muchos colores en el arco iris que pintó los cielos y coloreó la tierra donde nadie descansa, donde siguen germinando, tercos, aún en tiempos de sequía. Miles de compañeras y compañeros que lucharon con tanta pasión, con tanta emoción, que aún no estando físicamente, nos siguen acompañando, y nos siguen alertando contra los que transformaron a la política en una carrera personal para llegar a una meta que los consagra como profesionales del ejercicio del poder. Que nos previenen contra aquellos que anunciaron que la política no requería ya de militantes, sino que se hacía con referentes mediáticos y dinero, intentando comprar alguna influencia en los medios de comunicación. (Que nos dicen que no es militancia la política que rifa en el mercado de las ofertas y demandas de prebendas, los valores, los sueños, las esperanzas de millones de hombres y mujeres, los mismos que hartos de tanta perversión del poder, inauguraron la militancia del que se vayan todos.) Miles de compañeras y compañeros que aprendieron a no estar estando entre nosotras, entre nosotros, que aprendieron a marchar sin sus cuerpos, que aprendieron a hablar sin su voz.
Militancia. Palabra que pretendió enterrarse junto a otras palabras que denuncian o anuncian. Que denuncian: imperialismo, guerra, dictadura, capitalismo. Que anuncian: revolución, hombre nuevo, mujer nueva, socialismo, libertad, felicidad, deseo, victoria... Que nos vuelve hombres y mujeres que no defendemos en nuestra acción cotidiana intereses sino ideales, que salimos a las calles por otro pueblo agredido, o por la indignación que nos produce un pibe que muere por desnutrición, o que marchamos alegres a acompañar a los trabajadores que ocupan las empresas y las hacen producir, a los piqueteros que cortan rutas, a las Madres que socializan la maternidad, a los movimientos de derechos humanos que combaten el gatillo fácil y la represión, a las feministas que inventan un mundo sin discriminaciones ni opresiones, a las travestis que se hacen maestras para enseñarnos a todos y todas una lección de dignidad, a los indígenas que defienden su tierra y su existencia, frente a la ideología que pretende olvidarlos para rematar al genocidio, a los gays que desafían con orgullo la mojigatería, a las lesbianas que escriben en las paredes sus consignas transgresoras: Lucha ama a Victoria. Militancia. Palabra que nos muerde en la esquina del desgano, del desaliento, de la desesperanza. Palabra que nos incita a desconocer las transas, los acomodos, el sutil desliz hacia la burocratización de las pasiones. Palabra que nos dice que podemos ser protagonistas y no víctimas de nuestro tiempo, aún en las situaciones más adversas... A los que pelearon. A los que no se rindieron. ... A los que andan cada día rehaciendo la dignidad, a quienes con su dureza y ternura, abren nuevas oportunidades para los sueños, nuevos caminos para continuar la historia
Extraido del blog donisidroellabrador

1 comentario:

Benito dijo...

Aunque tengo varias diferencias (sobre todo cuando planteás una suerte de peronismo desideologizado), estás tirando buenos temas para unos cuantos debates. Igual que el post sobre Gramsci en el Luna que publica hoy Artemio. Está bueno abstraerse un segundo de la coyuntura y repasar ciertas ideas, viejas preocupaciones. Te dejo este interesantísimo post de Rolo Astarita desde otro flanco ideológico: http://rolandoastarita.wordpress.com/2010/09/14/engels-y-el-arte-de-hacer-politica/#comments

Para seguir pensando y debatiendo.
Saludos!