La cultura del debate político electoral en la Argentina no reconoce antecedentes importantes. Salvo alguna experiencia de fuerte impacto –por caso el recordado debate entre Ramón Saadi y Dante Caputo en 1984 por el Beagle, primera instancia televisada de intercambio de ideas desde la recuperación democrática–, no resulta común encontrar a los candidatos presidenciales de nuestro país reunidos para el debate sobre el Estado y futuro de la Nación.Lo que en otros países constituye una regla de juego inevitable de la instancia electoral –tendencia global que se manifiesta en Estados Unidos, países europeos y latinoamericanos–, en la Argentina se sujeta exclusivamente a la voluntad de los candidatos.
Pero como el peronismo es un sistema en si mismo vemos como los principales patas de la mesa del poder de la coalición gobernante discuten a cielo abierto, para esperanza de algunos y para escándalo de otros. Por cierto, no sentados en una mesa de debate, pero si en los medios. A algunos les jode que esos intermediarios le den formato de tal show a las declaraciones y no las difundan tal cual ellos quieren, pero son las reglas de juego.
Parecen bichos hambrientos de poder, murmullan por ahí, y si, es así, por suerte es así.
Sea lo que sea, nos estamos reproduciendo, quien ganará la pulseada, quien perderá, como terminará la cosa, es cosa que no voy a adelantar por que no soy Nostradamus.
He adelantado que en lo referente al salario apoyo a Hugo Moyano, en política quiero que la intervención encubierta a la provincia de Buenos Aires cese de una vez, que se termine la época del dedo "sabio", que no se piense política en términos de dinastías (tentación que habíamos sepultado pasado el 1820). Todo esto ubica una pata mia en cada lugar, así son las cosas, no siempre se puede ser coherente.
Imagen tomada de la nota de Bartolacci en "El Ciudadano" (cliquear aqui)
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