Con las mismas iniciales que Sergio Massa, Silvia Molinari se dedica a teclear para nosotros
Las figuras que después de las PASO resultaron ganadoras (más que por la matemática de los votos, por sus sorpresivos resultados) fueron principalmente dos: el espacio de la socialdemocracia (UNEN en capital, el Frente Cívico y Social en Santa Fe, etc.) y Sergio Massa, con su Frente Renovador sostenido por una construcción político territorial basada en la sumatoria de intendentes que vislumbraron la conveniencia de incluirse en el massismo, con el agregado de otros cuadros tradicionales de la política, menos apegados a la territorialidad bonaerense: Solá, De Mendiguren, Amadeo, etc. Bajo el riesgo de la acusación de simplificación anacrónica de las cosas, podría pensarse que los discursos que enuncian estos dos espacios pueden entenderse también desde la lógica de la virtud y la del interés.Por tomar dos ejemplos de cómo es que se manifiesta esa idea más anclada en la “virtud” que tuvo la socialdemocracia en estas elecciones, se puede pensar el problema de la corrupción y el de la democracia interna.
En primer lugar, el problema de la corrupción tuvo una incidencia importante a través de tres cuestiones: el show de las denuncias presentadas por Carrió a la justicia, el ejemplo de la transparencia de la gestión socialista en Santa Fe y por último, las marchas de "los caceroleros" que motivaron en parte esa unión socialdemócrata. Este problema aparece, quizás no como preocupación mayoritaria de la sociedad (según las encuestas, más preocupada por la inseguridad, la inflación y el dólar), pero sí se trata de un tema que tiene un predominio simbólico importante, y que quizás tenga más peso relativo para los electores a la hora de elegir representantes parlamentarios.Por otra parte, el fenómeno de UNEN como único partido que utilizó adecuadamente las PASO da cuenta -como bien lo remarcó Carrió en su discurso triunfal- de un mecanismo de democracia interna que es presentada (no sólo por su éxito numérico) como un cambio de paradigma del sistema de decisiones y que lo diferencia al sistema de decisión unipersonal que predomina en otros espacios.
Massa, por el contrario, evitó hablar de la corrupción en su campaña, centrándose principalmente en la palabra “gestión”. Su economía discursiva tiende también a instalar la idea de que a pocas palabras corresponde una mayor preocupación por el hacer.
Massa construye un simbolismo de candidato cercano, preocupado justamente por esos intereses más concretos del electorado: seguridad, inflación, trabajo, futuro. Incluso podría pensarse que como buen miembro de la -ya tan citada por estos medios- “generación intermedia”, construye una imagen de sí mismo en sus aspectos íntimos que remiten al éxito: la juventud, la esposa fiel y hermosa, el buen estado físico, el aspecto formal-deportivo.
Massa parece anclarse menos en esas ideas más abstractas de lo virtuoso, que en los intereses más cercanos de lo concreto de las costumbres.
Quizás la clave del éxito, para el país, sea poder conjugar ambas perspectivas.
http://silviamolinari.blogspot.com.ar/2013/08/republica-de-la-yerba.html
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