domingo, 24 de abril de 2016

La pollera colorá

Posteo dominical que deja dos preguntas, una al macrismo y otra al kirchnerismo y una recomendación al massismo.

Si la desmesura kirchnerista congeló la economía en 2010 y con ello fue perdiendo cada uno de los pilares del modelo, esto es política de dólar alto que apuntalaba la industria nacional e incentivaba las exportaciones; el constante incentivo de la demanda (subas de salarios + congelamiento de tarifas + otorgamiento de subsidios para evitar que se disparen los precios de tarifas de servicios públicos, alimentos y transporte.) y la existencia de los denominados superávit gemelos (el fiscal y el comercial) que garantizaron unos años fondos y financiamiento para el Estado. Todo esto mediante una política de intervención estatal en los negocios privados y la aparición de una renta inesperada, el boom sojero -y encima soja a alto valor- que sostuvo desde 2004 a 2008 la fantasía de que tal situación podía mantenerse in crescendo por siempre.

El macrismo lleva unos meses en el poder y hasta ahora ha puesto a la producción al servicio de las finanzas. Empezó por corregir subsidios, que es bueno recordar que crecieron sin control y sin criterios de aplicación y tornáronse insostenibles y esto trae consecuencias.

Los establecimientos olivícolas de Catamarca (con los de Capayán a la cabeza) están sin poder trabajar hace un mes. La razón??, les cortaron la energía eléctrica por falta de pago, de 20 lucas que grapaban ahora recibieron boletas con 60 mil pe.

Podría decirse que solo a las olivícolas les sucede eso, pero no. 

A la industria editorial argenta le ocurre algo parecido, no a todos por cierto; a las PyMEs del sector si, y esta en resumidas cuentas es su situación:

Contar con una industria editorial que no dependa del mercado mundial y que pueda tomar sus propias decisiones acerca de que va a "producir" no es un tema menor en la política cultural del país.

Es una industria vital para la cultura de un país, no solo porque en ella laburan autores nacionales, editores, imprenteros, diagramadores, encuadernadores, correctores, ilustradores, traductores, diseñadores, libreros, distribuidores, sino porque con ella crece exponencialmente la producción en términos de conocimiento y autonomía cultural. Aclaremos dijo Lemos, por ejemplo un libro traducido por un mexicano dirá que pollera es una mujer que se encarga de cruzar ilegales a USA, un español dirá que es una vendedora de pollos y  un argentino que es la falda que suelen usar las mujeres, esa es la 9na acepción en el diccionario de la RAE. Colofón: no da lo mismo un libro traducido por un argentino que otro que no. 

El massismo desde el primer momento habló de cambiar lo que no estaba mal y continuar lo que estaba bien, ahora a esa formula general y de frase hecha debe ser bajada en cada caso concreto. 

Hubo en estos últimos diez años políticas combinadas de protección a la industria editorial que dieron sus frutos. El sector editorial se fortaleció, se expandió la bibliodiversidad, se potenció la producción local de conocimiento con la posibilidad cierta de publicación. 

Y para ello nada mejor que los datos, según afirma la Cámara del Libro:
·  la cantidad de registros de publicaciones fue considerablemente en aumento desde 2003, a pesar de Internet y de las innovaciones tecnológicas en el sector.
·  la industria editorial pasó de registrar poco más de 13 mil publicaciones en 2003, a ver nacer casi 30 mil en 2013.
·  en 2002 se produjeron 32 millones de ejemplares de 9.500 títulos. A partir de ese año la producción de títulos no dejó de crecer, a medida que el sector generaba miles de puestos de trabajo en imprentas, encuadernadoras, editoriales, distribuidoras y librerías, algunas reactivadas, otras profesionalizadas y muchas creadas desde cero. Así, en 2014 se produjeron en la Argentina 130 millones de ejemplares de 28.000 títulos.
También se multiplicó la cantidad de pequeñas y medianas casas editoriales profesionalizadas que pasó de alrededor de 350 en 2002 a 717 en 2014.

En reyes de este año se abrió la importación de libros. Escarbemos:

Con esa medida debíamos haber ganado todos,  algo que temo no sucederá ya que apunta por una razón ideológica a abrir otro mercado que estaba sostenido por la industria interna, para que sin control ni restricciones, se puedan importar libros desde el exterior sin beneficio para la cultura nacional. 

En el comunicado conjunto de los ministerios de Producción y Cultura se comunican los alcances  de la medida y en el puede leerse que la misma nace de la necesidad de asegurar "la pluralidad de voces" y  "democratiza el acceso a los libros provenientes del extranjero". 

El ministro de Producción Panchito Cabrera  aseguró que, "los lectores argentinos van a tener acceso a la mayor oferta bibliográfica disponible, sin obstáculos burocráticos ni limitaciones que impedían la libre circulación de las ideas, encareciendo innecesariamente los libros impresos en otros países". Explicó ademas que las trabas habían aislado al país y afirmó que importando libros del extranjero se van a generar miles de empleos aquí, aunque no especificó cómo sucederá ese pase mágico. La pregunta que nos hacemos es, ¿qué pasará en materia cultural con la pérdida de la industria editorial argentina o su achicamiento?. Porque es seguro que esta será herida de muerte en la expansión que los números consignados mas arriba dejaron claro que venía produciéndose.

La medida de abrir las importaciones de libros no es un punto suspendido en el espacio, hay que contextualizarla. 

Con el efecto combinado de la devaluación, de la liberación del mercado cambiario, sumados a la apertura de las importaciones, lo que se provoca es un tsunami que arrasa con los pequeños y medianos sellos editoriales. Porque el tiempo de retorno de inversiones de las editoriales es superior a los seis meses, por lo que una devaluación de este tipo sencillamente licuó las inversiones pasadas y las ganancias de todo el semestre anterior y con ello le quitó la capacidad de reinvertir, lo que produjo inmediatamente un parate en la cadena de pagos del sector (los precios de imprenta, los más voluminosos de la producción, sufrieron un desfasaje en relación con las ventas por cobrar, ej: vendieron un libro a $100 y el costo de imprimir  el nuevo es de 100). Si hay demanda por mas que haya mermado por efecto de la depresión del mercado los únicos que están en condiciones de encarar el negocio son los grandes sellos editoriales, a menudo subsidiarias de casas matrices extranjeras y no los PyMEs. Y las gigantes de la industria editorial son parte del mercado mundial, jugadores globales, van a  importar mas que producir porque les deja mayor margen de ganancias. Si los dejamos van a repetir practicas de antaño de importar revistas y otras publicaciones como papel.

Todo esto, en un mundo globalizado y en un mercado que no protege su producción va a implicar la inmediata entrada en avalancha de los excedentes de stock en principio de las editoriales españolas, que están a la espera del “asalto” al mercado del libro argentino para compensar sus déficit derivados de las crisis económicas en ese país.  A esto le seguirá la importación de otros mercados deprimidos, nos convertiremos de a poco -marketing mediante- en consumidores de sobras culturales de otras latitudes, artículos pensados para cualquier otra cultura pero no para la argentina.

La pregunta al macrismo es ¿que corno van a hacer en materia de sostenimiento de la industria editorial -una industria que debe ser considerada estratégica- o, al menos, para reducir el daño que significa consumir las sobras de las sociedades en crisis que no es mas que paco cultural?.

Para una correcta interpretación de esta humilde nota hay tener en cuenta la diferencia entre la industria de los contenidos del libro, y la gráfica que es una industria proveedora, ya que ambas no funcionan con la misma lógica. Lo que el macrismo llamó "cepo" en cuanto a la industria del libro fue una medida para-arancelaria con el objetivo de frenar la salida de dólares, sumada a un lobby de la industria gráfica que se dio a partir de finales de 2010, coincidente con el deceso de Nestor Kirchner. Recordemos tambien que desde ese momento hasta estos dias el famoso crecimiento a tasas chinas trocó en recesión, es decir que el Modelo tocó techo, agotó sus posibilidades y la perseverancia en políticas económicas equivocadas convirtió el techo en lápida.

Con el desguace del "cepo" combinado devaluación y eliminación de restricciones a la adquisición de dolares se formó una tormenta perfecta sobre los mas debiles. Las PyMEs editoriales están aguantando como sea, lo que no debemos es permitir que quiebren porque reconstituirlas una vez desaparecidas llevará tiempo, tiempo que la cultura, la distorsión en su evolución no ya la penetración, sentirá en carne propia.

Los empresarios PyMEs están a la espera de un cambio favorable, y sobrellevan el momento, ello incluye suspensiones, algunos despidos, no son Rockefellers, son también víctimas. Se descapitalizaron,

Los grandes sellos editorialescon la libre importación se favorecen, van a poder imprimir en otros países donde el "costo argentino" no está presente, esto conducirá inevitablemente a un achique del sector gráfico, incluyendo despidos y cierres de pequeñas empresas y ni que hablar que impriman un libro de un autor nacional.

Para colmo apareció en escena la solución fácil, la doble indemnización  que frene los despidos hasta fines del 2017 y en un primer momento nos prendemos todos a ella. En la renovación, Facundo Moyano, Graciela Camaño la impulsan y es lógico que así sea, vienen de estructuras sindicales y las bases están con temor. De Mendiguren y Lavagna , en cambio, advierten sobre el doble filo de la navaja.

Sobre la iniciativa Roberto Lavagna contextualiza y se despacha:. “Las intenciones son buenas, por supuesto, pero puede perjudicar”, “el efecto sobre el empleo es negativo. En las pequeñas y medianas empresas se juega la vida pagar una doble indemnización o estar impedido de despedir a alguien”.

Lavagna a mi entender conoce el paño, sabe que sostener trabajadores sin producción es enviar a las PyMEs al quebranto. Habrá cientos de miles de quiebras, acostumbrados a protegerse en dolares vaciarán los tallercitos y los convertirán en verdes, los trabajadores no verán un céntimo, todo se perderá y costará mas de una década reconstruir sector por sector. 

La solución pasa por quebrarle la muñeca al macrismo y enderezar la política productiva que se nota en los mensajes que envía verticalmente. El egoísmo de querer voltear a Macri para asumir lo mas pronto posible un hipotético gobierno de salvación nacional que nos reivindique y limpie es una hijoputez imperdonable a estas alturas.

A Macri hay que darle herramientas para algunas cosas y pelearlo a morir con políticas superadoras. Hay que quebrar el sesgo plutocrático que no le deja ver mas allá de su clase de pertenencia. "Hay una cierta asimetría entre cosas que se hacen rápidamente ligadas a los sectores más concentrados y otras que tienen que ver con la cuestión social y caminan a pasos lentos" (dice Lavagna) y propone torcer ese modus operandi porque entiende que la salida al laberinto es por arriba y no por trotskearla, que para eso está la secta cristinista.

Una parte del massismo se separa del rebaño y entiende que no debe aplicarse la doble indemnización en las PyMEs. Me sumo a ese pedido.

Como buena parte de la responsabilidad de tener a Macri en el gobierno se debe al desgobierno de CFK, y es allí que me pregunto hasta cuando la secta la va a trotskear en representación de laburantes de bajos salarios que están muy por fuera por de su base de sustentación que es el centro-izquierda urbano, militando políticas públicas irresponsables en defensa de trabajadores.

Es la pregunta que le dejo a la secta:  ¿hasta cuando van a actuar de manera demagógica, solo para confundir y crear un clima irrespirable, favorables a los intereses de los grupos que concentran en cada primavera prerrevolucionaria?. 

Hago extensiva la pregunta a  los chupaculos del PJ Matheu: ¿Hasta cuando permitir que la secta los lleve a jugar al cuanto peor mejor?

Y como no todo es color de rosa en la renovación, les digo que a veces hay que retobarsele un poco al candidato Massa, debatir las cosas pque para eso somos renovadores, como bien reseña esta nota que invito a leer (Clic aqui)

PD, al terminar esta nota, parece que massita se suma nomas 

1 comentario:

Claudio Casco dijo...

Excelente análisis y conclusión. «Habrá cientos de miles de quiebras, acostumbrados a protegerse en dolares vaciarán los tallercitos y los convertirán en verdes, los trabajadores no verán un céntimo, todo se perderá y costará mas de una década reconstruir sector por sector...» eso es efecto neoliberal, eso es efecto del “exitoso” plan de convertibilidad para quienes formaron parte de la mayor concentración de capital de la historia argentina y que todavia siguen vivos y coleando. Solo que en los 90, en la parte que a mi toca -la agroindustria algodonera, similar a los olivícolas- los pequeños productores pasaron a conformar una amplia legión de mano de obra calificada, vendiendo sus tierras.

La verdad, lo que pasa en el FR marca claramente el debate de ideas interno y habrá que ver como nos hamacamos para no quebrarlo. Es bueno el discenso cuando la razón de él es la búsqueda de soluciones para el país.

Abrazo militante