lunes, 4 de mayo de 2009

El hecho maldito de la ciencia política burguesa autóctona

Un amigo de la casa llamado Hal (que se enojó por que lo llamé "viuda de Sabbatella") nos está exigiendo sustento teòrico a nuestras chanzas y afirmaciones sobre Sabbatella, lástima que jamás desde el espacio progresista demuestran sus tesis y hasta llegan a tomar por tal, por ejemplo, el sustento teórico de Luis Juez cuando se trata de combatir al horrendo peronismo.
Esta semana vamos a dedicarnos a recopilar posteos ajenos (lo que en este blog chori-panperonista no constituye novedad alguna) sobre temas diversos que, creo, nos distinguen de cierto progresismo sectario y elitista en general y del sabatelismo en particular como expresión local del mismo.
El primero está referido a esa desubicación que les brota a algunos desde la ciencia política y que les sirve para cuestionar prejuiciosamente al peronismo. Humildemente, me parece que debe atenderse al siguiente y breve análisis por que está hecho por el amigo Tomás desde adentro de la ciencia política.
El post fue titulado:

El peronismo es un truncador de papers
Es extraño. Si uno hiciera una encuesta en la carrera de Ciencia Política, encontraría un gran porcentaje de alumnos a los cuales "no les interesa la política". Como biólogos marinos apaleando ositos polares, que son una masa, así gran cantidad de politólogos apalearía, sin resentimiento, cualquier intento de aplicar conocimientos a la situación política autóctona.
¿Por qué tantos estudiantes de Cs. Políticas reniegan de este, nuestro sistema político?, ¿por qué la mayor proporción entra para hacer una base y seguir con relaciones internacionales?, ¿por qué, digo, no ven la rica experiencia latinoamericana en materia de democracia, participación popular, sistemas políticos, y todos esos conceptos que, así vacíos, tanto nos encantan a los (ojalá futuros) politólogos?
Charlaba el otro día con un compañero economista, y nos preguntábamos por qué hay pocos economistas bancando al Gobierno. Y, más allá de otras consideraciones, hay una muy importante: con la destrucción de la credibilidad de los números del INDEC, el Gobierno le sacó el insumo básico de producción a los economistas.
Entonces, ¿quién tiene la culpa de tanta desidia en el estudio de nuestro campo político por parte de la ciencia política?

Parafraseando al diputado por la CC, Fernando Iglesias: "la culpa es del peronismo".
Sí, señores. En Argentina, nuestra disciplina nació en los `80, con el albor democrático, y en el marco académico de una división intelectual del trabajo (Rinesi dixit). Si la sociología debía estudiar "la sociedad", la ciencia política quedaba incrustada en el estudio de "las reglas de juego de la política". Falsa división, quien sabe si necesaria, que apuntaba a ordenar. La disciplina era nueva y, por ende, costaba todavía fabricar conceptualización propia, y se importó materia prima: teorías, abordajes, en fin, todo lo que haga falta al estudio de lo criollo.
Y, un día, esos conceptos chocaron contra una realidad: había una desviación, en Argentina, un tal Perón que había fundado una especie de movimiento, partido, cultura, identidad...pero, ¡mire, profesor, ni siquiera qué es sabemos y usted me pide que le explique cómo funciona! Sépanlo, amigos politólogos: el peronismo es un truncador de papers. Los jóvenes politólogos aprendían el concepto schumpeteriano de democracia, sartorizaban el mundo y los requisitos de Dahl para ser democráticos. Entonces, con sus cajitas de herramientas teóricas se disponían a dar una definición pasajera de peronismo y...el martillo schumpeteriano se rompía, el destornillador de Dahl se falseaba y el serrucho de Sartori perdía todos los dientes al primer contacto.
El peronismo truncaba los papers, los dificultaba, el terreno se ponía barroso y había que tomar una decisión. La división entre politólogos es tripartita, nace de esa dificultad: están los que decidieron, ante eso, crear nuevos conceptos (Laclau, pongale); los que decidieron la incompatibilidad y ante eso, tiraron la toalla, y se fueron a estudiar el sistema político francés, convenientemente, a Francia; y quienes decidieron que la culpa de esa incompatibilidad teórica era del peronismo, que si no sabía adaptarse al mundo mágico de la teoría, algo malo debía estar haciendo.
Digamos, entonces, que el peronismo le quitó a la ciencia política clásica su insumo básico: la división del sistema político en dos, tres partidos, izquierda, centro y derecha, discusiones parlamentarias y debates televisivos. A cambio, impuso la idea de la fuerza de calle, el conflicto descarnada como constitutivo de un régimen político, y la creación de una cultura, de una identidad que sobrepasa a la noción tan republicana de pertenencia partidaria. Hacer un paper, un trabajo, una monografía, que incluya un análisis sobre política autóctona, conllevaba esa dificultad. Meterse en un terreno escabroso, sí, pero maravilloso, amplio e infinito. Las reglas del juego político, ese objeto inalcanzable de estudio, se tergiversaban, y, subidas al automóvil justicialsita, corrían más rápido que el lento politólogo que cargaba sus pesadas herramientas teóricas.
Acaso ahí esté vislumbrada la explicación a nuestras preguntas. El peronismo es el hecho maldito de nuestra carrera, lo que hace que las notas al pié de cualquier trabajo que mencione al peronismo deban ser, necesariamente, una nueva idea de trabajo, la imperiosa necesidad de una nueva aclaración, un círculo -para mí, virtuoso -que implica seguir pensando y produciendo, todo el tiempo. El hecho maldito del país burgués.
Sugiero darse una vueltita semanal al blog burbujas con detergente

7 comentarios:

Tomás dijo...

Se agradece compañero.

Verboamérica dijo...

Muy buen análisis del señor T.

OMIX dijo...

Uyyyyyyy Hal muy sesuda tu última apreciación.
Contame más despacio eso de la relación no sectarismo / seguidilla de triunfos en un distrito de características que lo asemejan más a Capital Federal que a José C. Paz.

OMIX dijo...

Tomás de nada y gracias a vos, seguí inspirandote asi por favor.

Verbo: ¿y para mi no hay nada? aunque sea nominame al premio "ladri sin destino", gracias por pasar.

Hal gracias por pasar, las chanzas son solo un condimento para levantar un poquito el sabor del blog.

mariano dijo...

paso para saludarlo, amigo omix. efectivamente, el peronismo es hasta hoy irreductible al mainstream teòrico acadèmico, lo que lo vuelve, obviamente un objeto mucho màs apasionante.
ah, y no tiene que pedir autorizaciòn, reproduzca lo que le sirva.

GLORIOSA JP dijo...

HAL: EL PERONISMO EXISTE, MAL QUE TE PESE A VOS Y A TU JEFE.
Y A USTEDES LES IRRITA...
SI A ALGUIEN DEBEN AGRADECERLE DE POR VIDA USTEDES (TU JEFE MARTINCITO Y VOS) ES A ROUSSELOT.
DE OTRA MANERA, NO HUBIERAN PODIDO.
Y VAMOS A RECUPERAR MORON.
Y ESE DÍA, LOS QUIERO VER.
COMO QUIERO VER DE QUE SE DISFRAZA LUCAS GHI CUANDO VEA LO QUE LE DEJARON...
ABRAZO PERONISTA OMIX.

Anónimo dijo...
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