viernes, 1 de mayo de 2009

1º de mayo, movilización y chori


En el acto de la CGT de ayer, los medios estaban sacados por que encontraban material cada 10 metros, no daban abasto. Menos disturbios todo.

Anduvieron locos mostrando lo que todo ser humano deja cuando festeja, protesta, se divierte, acompaña alegre pero responsablemente un proyecto popular, cuando se amucha. Como explicarles a los sectores sociales que consumen avidamente este tipo de material “periodístico” que si uno se pasó unas cuantas horas fuera del rancho tiene hambre, sed (de justicia social también) y extraña el baño.

La pinta de los muchachos con ropa de la salada no es la misma que la de otro con ropa de la calle Santa Fé y menos aún si está gastada. El pibe o la piba esa, no tiene por que tener el mismo look de un cliente de Romano.

Lo del “caos vehicular” es una muestra clara de lo mucho que molesta a los que se quedaron sin los curritos y sangran por la herida, y amplifican estas consecuencias inevitables para repudiar lo que no pueden hacer por sus verdaderos e inconfesables motivos. Y si buscan estas excusas es por que escorchando con ellas logran la solidaridad de sectores que son defendidos -indirectamente- por actos como el de ayer, logrando como en el Aikido utilizar la fuerza del rival para mantenerlo a raya.

Pero esa gente que organizó la movilización y los que concurrieron por que entienden que es una manera de hacerse visibles amenazando con complicar exponencialmente las cosas si son marginados de la mesa del poder, ya estan requete-acostumbrados al trato despectivo. Ya saben de la incomprensión de sus modos, de sus maneras de comportarse y la aversión que provoca su participación a los empujones en política y en la economía y política a través de lo sindical o del piqueterismo o de los territoriales. No esperan a estas alturas que conozcan sus gustos y si los conocen que los aprueben.

Los sectores sociales -a los que pertenezco- son extremadamente tolerantes y políticamente muy zorros, saben que esa desaprobación es en parte asquete y parte temor y ese temor termina -la más de las veces- torciendo la balanza a su favor en la cima de la política entre sectores que es el momento de la negociación.

Nada esperan de los demás sectores, actúan tal cual son, no intentan ser vistos como políticamente crrectos y son reacios al marketing, a lo mediático, que sospechan es una trampa cazabobos para sus intereses.

Aceptan que les digan que sin los sectores medios no se puede construir y por eso se sientan a negociar con ellos cuando estos se avienen a la unidad de objetivos y de acción en un plano de igualdad. Conciben el trato igualitario entre sectores lo ven como algo natural (a pesar que esta apreciación no es recíproca). Comprenden los modos de ser y sus expresiones políticas, lo que no entienden es la pretendida superioridad y su liderazgo natural sobre ellos de parte de algunos sectores medios, en virtud de contar con un plasma o de haber llegado a la Universidad (habría que preguntarse si esta masificación se consolidó con o sin el apoyo de los sindicatos y las runflas territoriales o si fué debido la participación y el apoyo de los sectores medios urbanos).

Asi como otros descubren en la otredad el toma-daca, el clientelismo, el barrido y fregado, y no se lo aguantan, estos sectores se aguantan de los sectores medios los inocultables “Estocolmo”, sectarismo, elitismo y otras características que hasta pueden ser descritas como virtudes en la teoría política pero que pueden ser para la política práctica un escollo insalvable.

Clave es entender en el dialogo entre sectores sociales que es imposible trasladar al escenario real nacional las categorías impuestas allende nuestras fronteras. Es inapropiado presentar como "toma-daca" a la negociación, al igual que eso del "barrido y fregado" no puede ser sinónimo de no darle importancia a las "insalvables" contradicciones sino que es simplemente demonizar la flexilbilidad operativa dentro de la unidad que hay que poseer para lograr los objetivos concretos comunes, más cuando se trata de expresar políticamente la confluencia entre sectores medios y populares.

Este 1º de mayo los deciles más bajos -en cuanto a su nivel de ingreso- de la población dijeron que sin los sectores populares, su expresión sindical y sus naturales estructuras y dirigencia política territorial no se puede construir un proyecto transformador. Esperemos que esto sea tenido en cuenta por quiene s afirman que sin los sectores medios no hay proyecto polítco transformador posible. Para arrimar posiciones -si existe la voluntad, claro- tiene que haber una producción de ideas nacional por que es evidente que no pueden Moyano e Ishii nunca van a encajar en los modelos para armar de “agentes del cambio” que diseñan los librepensadores del primer mundo.

En junio, ese mismo sector pero en otra dimensión, el de la territorialidad, va a expresarse, más que nada en el conurbano. Espero que una vez abiertas las urnas y disipadas las dudas sobre su apoyo a un proyecto que en el tiempo las contiene (aún no del todo) los comprendan, que no hablen de la compra de votos, del clientelismo. Espero que los demas sectores sociales y sus expresiones políticas las traten con el debido respeto.

Detrás de cada chori y de cada tetra (y de la palmera meada) está la lucha de hombres y mujeres que quieren seguir siendo lo que son, humildes en su forma de ser pero incluidos en la sociedad del siglo XXI , con las necesidades básicas de sus familias más que satisfechas.

Los que fueron ayer y los sectores a los que pertenecen están más que concientes del valor del trabajo recuperado en este quinquenio, de lo que significaron las jubilaciones de prepo y de las demas formas de inclusión que este gobierno (NK +CFK) ensayó, pero entienden que no alcanzó y para que alcance es necesario un “Lulazo” argentino (no necesariamente sindical), es decir que quien gobierne en nombre de la transformación actúe conciente de que su principal sostén estará siempre en los pocos volubles sectores obreros. Debe ser ademas un predicador de la idea de que estructurar una fuerza que refleje la confluencia de intereses entre los sectores medios y poplares debe ser pensada bajo las premisas del respeto a su particular modo de ser y de entender la representación y por supuesto en un plano de igualdad.

En cumplimiento del rol docente del político, los que deben persuadir a unos y a otros de la inexistencia de la primacías y de la conveniencia de optar preferencialmente por el más débil, pués ayuda a empujar hacia arriba a los sectores que están en las estanterías inmediatas superiores (solo por nivel de ingreso y alguna que otra nota distintiva).

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