el dilema de la disidencia

A propósito de la operación: "BIENVENIDA COMPAÑERA LILITA"
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El problema de aceptar estrategias que vienen de una inteligencia excéntrica al peronismo, es que el resultado de las operaciones da un menjuje raro a ojos perucas y quienes se suben a ese caballo empiezan la carrera siendo indiscutiblemente peronistas y en poco tiempo pasan a ser a ser desconfiados por la propia tropa.
Su "peroneidad" es rechazada, su condición de peronista puesta en dudas y fussssssssssss los votos peronistas, el arrastre de los signos, simbolos y merchandising peronista no se traduce en votos peronistas.
A la "disidencia", denominación de fantasía que propusieron los medios y que parte de su dirigencia compró, o mejor aún al Peronismo Federal (peor aún y por esto lo digo -cliquear aqui-) le digo : ojo con aceptar a Carrió.

Hasta ahora estuvimos hablando con peronistas, entre peronistas, y se sabe, cuando los peronistas aparecemos como peleandonos es que nos estamos reproduciendo. Pero cuando abran la tranquera para admitir a una notoria gorila, con la que uno solo puede darse un insincero abrazo para la foto en medio de un campeonato de falsos en el que a veces hay que competir para llegar a una meta fijada, habrán dejado atrás el recuerdo de las luchas.
Antonio Cafiero decía: "no es cierto que todos somos peronistas", hay mucha historia que olvidar para afirmar esto.

Hay muchos sacrificios, mucha persecución, mucho, demasiado que olvidar cuando aceptamos la alianza con el diablo, mucho que traicionar.

Quizás el peronista del montón -como yo- comprenda que como en el inferos del Dante, esos compañeros que sellan una alianza contranatura con semejante gorila hayan llegado al último circulo, el circulo judesco en el que hay un gran palacio en el cual se hallan los que traicionan a sus bienhechores y es justamente donde se encuentra Lucifer. Alighieri describe a Satanás como un demonio de tres cabezas y dentro de la boca de la principal cabeza se halla Judas, quien es mordido en forma permanente con sus filosos colmillos y por eso no cesa de escucharse sus gritos desgarrados de dolor.

De todas maneras, compañeros federales lo que tengan que hacer, hagánlo rápido.

Nosotros no podemos olvidar, estos gorilas si.

Ellos pueden darse el lujo de olvidar, pero nosotros no podemos olvidarnos de los bombardeos de 1955 contra una ciudad abierta e indefensa, de los derrocamientos, de los encarcelamientos, las exoneraciones, las proscripciones, los exilios, la perdidas de las cátedras de los compañeros profesores universitarios, las ejecuciones sumarias, la prescindibilidad laboral, la separación de los lugares conseguidos con esfuerzos y concursos libres, la tortura, la persecución terrorista a la resistencia política y sindical peronista y no peronista, los treinta mil desaparecidos.

El acercamiento de Lilita será reconocido con facilidad por el/la peronista de base como el punto de no retorno.

Imagen: 16 de junio de 1955. El bombardeo a la Plaza, El Niño Rodríguez