El kirchnerismo fue un espacio que sirvió para redimir de impresentabilidad a sectores que pudieron reinsertarse por un generoso salvoconducto en la vida política, después de haber quedado comprometidos "pero no tanto" con el menemismo y el delaruismo (y el duhaldismo). Su constitución fue desde los inicios heterogénea, y la conviviencia y la aceptación, siempre conflictiva.
En el medio de todo esto, no encuentro estímulos para prenderme en las "purgas" contra los "impresentables pejotistas", que proponen sectores que fueran otrora también "impresentables", pero aliancistas.
Y a continuación tira ejes para pensar una “continuidad profundizada”El probable triunfo en 2011 (que acá nunca dudamos, no por manejar encuestas ocultas si no por eso del optimismo de la voluntad) nos pone frente a las puertas del proceso político más largo de la historia política moderna argentina. Ni Perón, ni las dictaduras, ni Menem. Nada habrá durado tanto como el kirchnerismo. Los saldos de un proceso de esa duración tienen que ser, digamos, contundentes.
Estos chicos no se quedan en el "grande Nestor", "aguante cristina", eso es para el montón, los que no nos queda otra cosa que hacer seguidismo, por falta de capacidad para hacer aportes. Al respecto del seguidismo y su efecto letal vuelvo a levantar parte del "Manifiesto Meler" (al decir de Luciano Chiconi)El gas, por ejemplo.
Romper la barrera de 30 puntos de informalidad (laboral). Los avances del gobierno existieron, pero con una acción focalizada y limitada. La inercia lleva a cierta injusticia: el gobierno termina defendiendo mejor y más rápido a los que ya están dentro del sistema.
El gobierno recuperó millones con las AFJP. ¿Qué otras cajas hay que recuperar?
¿Después del matrimonio igualitario viene la ley del aborto?
Tal vez estos temas o los que vengan -a diferencia de las primeras reformas- dependan más de la instalación social que se haga de ellos, de la militancia que se comprometa para eso, y menos de la decisión sorpresiva desde arriba.
El "gran" Ezequiel Meler dice
Nunca entendí ni puedo aceptar la idea de una militancia con el rol de aplauso y difusión, concepción que tampoco creo que esté en las expectativas de la conducción, que, aunque vertical, intenta promover y abrir espacios para una juventud en condiciones de asumir la iniciativa.
Asumir la iniciativa, tomar decisiones, gestionar los recursos, abrir la cancha, etc. son cosas infinitamente más complicadas que la mera comunicación de los hechos de gobierno. Requieren de otra formación y, sobre todo, de otro temple. Pero sobre todo, requieren de la capacidad de los sujetos para actuar con autonomía, como motores del cambio, y no como simples correas de transmisión.
Una militancia que no cuestiona, que no indaga, que no critica o que teme y denuncia permanentemente traiciones, defecciones, funcionalidades a la derecha y yerbas parecidas, no está en condiciones, evidentemente, de ser ese relevo generacional que las circunstancias un día han de exigir.
Claro, es probable que estas líneas sean también leídas como una traición, una derrota cultural, un giro a la derecha, un despegue, un recueste o alguna de todas las cinco o seis metáforas de pobre envergadura que se utilizan para descalificar al adversario, para denunciar los desviacionismos respecto de una supuesta línea continua....
Ahhhhh que gusto leer a estos pibes.
O.b
1 comentario:
Muy de acuerdo. Un post muy necesario e inteligente el tuyo Omix. Abrazo!
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