lunes, 19 de septiembre de 2011

de collares y de perros (a J.P. Feinman)

Parte 1 (o acomodando el cuerpo al traje)


J.P. Feinmann en uno de sus programas (a vos no te va mal gordito) en ATC/Encuentro, etc, parlotea sobre el peronismo.

El párrafo que sigue es del filosofo que a veces califica para tener un blog
Lo que Cooke busca demostrar (sobre todo en un texto brillante como Peronismo y revolución) es que lo que define al burócrata es negarse a hacer del peronismo un movimiento revolucionario. Para lograrlo, busca identificar la composición policlasista del Movimiento con su ideología. Una ideología policlasista no es revolucionaria. Es una ideología “neutra” destinada a expresar a todas las clases que actúan en el Movimiento, al intentar expresar a todas no expresa a ninguna y menos aún a la ideología del proletariado,  cuya diferenciación de la burguesía debe ser muy clara. Este es un punto de excepcional importancia en lo que diferenciaba a Cooke de Perón. Perón tiene lo que para Cooke es la ideología del burócrata. Perón jamás le daría al peronismo “la ideología revolucionaria del proletariado”.  Al criticar al burócrata Cooke critica la orientación ideológica que Perón da al Movimiento.  http://www.pagina12.com.ar/especiales/archivo/peronismo_feinmann/CLASE36.pdf

Su ídolo máximo en el pensamiento es un tocayo suyo (Jean Paul) pero este otro era francés y de apellido Sartre, y su ídolo político local fue John W. Cooke. Absoluta coherencia y nada que decir de esto.

El problema es que en los dos cortos que vi el sábado se la pasó hablando del burgués Perón, de su funcionalidad a la derecha y por supuesto de su funcionalidad  al "Vigía de Occidente" (U.S.A.), hasta ahí lo previsible en Feinman.

Que la huelga del frigorífico Lisandro de la Torre fue una huelga revolucionaria donde el peronismo de base operó en clave marxista-sartreana y no en la clave en la que la burocracia sindical y politica (y en su vertice a Peron) querían imponer para consolidar el status quo.  Que el viejo general quiso exiliarse en España y no en Cuba y que eso era una prueba irrefutable de donde estaba parado  ideológicamente, y que bla, bla y que blableta, que los fusiles, que la clase obrera y la vanguardia. En fin, esos temas que apasionan a los setentistas tanto de derecha como de izquierda.

Pero al final de los dos cortos, me puse a pensar que sobre el tablero había descrito casi a todas las piezas, pero lo que faltó nombrar fue uno de esos datos mayores que no te pueden faltar si obrás de buena fe: la existencia de otro imperialismo en la escena internacional ademas de las múltiples caras del capitalista, pero de signo ideológico diferente y, casualmente, más cercano a las ansiedades de Feinman.

Por entonces el marxismo tenía una sociedad real (varias en realidad) que era la Unión Soviética y a la que respondían muchas sociedades políticas como lo hacía Cuba. Entonces todo el argumento se le cae a Feinman, que supongo no sumó uno más uno y que el abrazo cubano nos podía llevar como por tobogán recién encerado a "Rusia". 

Es decir la liberación de Cooke (de buena fe), de Sartre y de Feinman le escapaban a esa realidad, el viejo facho (y general para dar fe de su aquiescencia a la derecha)  no le escapaba a la bipolaridad ideológica y no planteo jamás saltar del sartén al asador sino liberarse en serio.

Parece que con el pasar de los años  Feinmann se ha creído que se dio en realidad aquel  diálogo ficcional entre René Rufino Salamanca, líder obrero de los mecánicos cordobeses y John William Cooke, que el creó e incluyó en su novela "La astucia de la razón" en donde dice (en realidad no es Cooke el que habla sino Feinmann a sus colegas de la intelectualidad argenta)
Para nosotros, Salamanca, para mí y para los peronistas como yo, para los peronistas revolucionarios, cagarnos en Perón es crearle hechos políticos a Perón, aun al margen de su voluntad o del que sea su propio proyecto. Para nosotros, cagarnos en Perón es creer y saber que el peronismo es más que Perón. Que Perón es el líder de los trabajadores argentinos, pero que nosotros, los militantes de la izquierda, tenemos que hacer del peronismo un movimiento revolucionario. De extrema izquierda. Y tenemos que hacerlo le guste o no le guste a Perón. Porque si lo hacemos, a Perón le va a gustar. Porque Perón es un estratega y un estratega trabaja con la realidad. ¿Entendés, Salamanca? Y nosotros le vamos a crear la realidad a Perón. Una realidad que, más allá de sus propias convicciones que son muy difíciles de conocer, Perón va a tener que aceptar. Porque Perón, Salamanca, ya no se pertenece. Quiero decir: lo que no le pertenece es el sentido político último que tiene en nuestra historia. Porque Perón, Salamanca, va a tener que aceptar lo que realmente es, lo que el pueblo hizo de él: el líder de la revolución nacional y social en la Argentina. Ésa es, entonces, compañero, en suma, mi manera de cagarme en Perón. 
http://infosur.info/?p=4830
Parte 2 (o lo importante no es cambiar de collar sino dejar de ser perro)


Si Feinman inventa, lo cree y se lo creen, hagan lo mismo con esto que digo: Cooke (Feinman en realidad) dice cagarse en Perón solo para justificarse ante los que pertenecen a su clase, a pesar de la validez del motivo  que niegue la existencia de imperialismos no capitalistas por que, usted sabe lector/a que -parafraseando al filosofo de Villa Fiorito- "la ideología no se mancha".  

Salvo unos pocos añitos de Egipto con Nasser, los 10 años de Perón (45/55) fueron la única experiencia de inicio de un proceso de desarrollo autónomo con redistribución y creación de derechos en el marco de un natural enfrentamiento con la potencia regional sin que por eso debamos rsignar la autonomía cayendo en los brazos de la potencia de signo ideológico contrario.

OMIX
BB (bonito con blog)

Pd. 

favor de integrar mas voces peronistas (alguna al menos) al staff de comunicadores y defensores del kirchnersimo, todos estos quedaron del tiempo en que algunos escondían el chori-pan.

Todo bien con JP, pero no olvidemos que su defensa del kirchnerismo entraña una ataque siempre directo a la historia misma del peronismo en honor de la defensa del más que inexistente "sartreanismo", postura más desubicada en estas playas que chupete en el culito. 

2 comentarios:

MC dijo...

El "filósofo oficial del peronismo K" no puede superar su mirada "pequebu". Algo en su interior emocional y profundo le grita que es por aquí, que el peronismo es el camino, pero su bien entrenada cabecita racional, occidental, cristiana y decimonónica lo retorna a esa suerte de gorilismo ancestral que al fin emerge por entre tantas lecturas importantes. Fanon negociando con Mitterrand por la independencia de Argelia, después de la guerra le dice, es muy sencillo ser socialista en francia repartiendo las riquezas robadas a las colonias. Me parece que algo así pasa con ciertos ideólogos del progresismo vernáculo finalmente mas cercanos a Mitterrand que a Fanon a pesar de sus discursos.

horca dijo...

Muy interesante. Para complicar la cosa: también es cierto que la tercera posición, o sea, amenazar a un bloque con pasarse al otro y luego negociar, tampoco funcionó digamos a la perfección. Duró 8 años nada más y terminó con un golpe y proscripción.

En la historia hay muchos casos, y sigue habiéndolos, de tipos que negociaron en algún momento con la CIA y después quisieron zafarse del cepo, con lamentables resultados. Mussolini, Noriega, Saddam, Bin Laden, Kadhafy, siguen las firmas. A Perón, un genio absoluto, le fue mejor ya que no lo mataron. Pero me parece que la enseñanza también es: no se puede joder con la CIA. Te la mandan a guardar SIEMPRE.

En cambio, Fidel Castro sigue ahí, jugando al béisbol.