Para entender lo loco que es (desde derecha) exigir mas policía u olvidar (desde izquierda) la victimología para consagrar en un altar a la criminología, bastaba que nos pusiésemos a escrutar que pasa en el interior de nuestro sistema de seguridad ciudadana sin las anteojeras europeas que solemos ponernos para desayunarnos que realidad y relato no siempre encastran. Los saqueos de fin de año, la rebelión policial y las relaciones entre narcotrafico y politica nos pusieron las barbas en remojo y mas de un dogma se derrumbó.
Jorge Ossona estuvo hablando de la nueva pobreza y sus códigos territoriales (onda Dennis Merkel, Javier Auyero) y de la las distorsiones (o ) de la política territorial surgida de la captación del cambio de ciertos sectores de fuerzas políticas y poderes institucionalizados o no. Parla de los sistemas de relaciones que aparecen en las urbes argentinas después de la clausura de la industrialización por fuera de la organización territorial peronista de redes de unidades básicas peronistas (Levitsky) o ateneos radicales pero no necesariamente en contra suyo, y de sus practicas que devienen en valores aceptados como comunes y organizaciones precarias aunque reforzadas con esos códigos que subsidiariamente articulan con las estrategias de supervivencia.
Concluye con "no hay anomia". Lo que puede entenderse como "no jodan con estados fallidos, es mejor que se dediquen a solucionar los problemas concretos" aunque pone el dedo en la llaga cuando afirma que el rol de los sectores del estado encargados de procesar conflictos específicos es fundamental para que los estragos se hagan realidad "por que (la porción estatal involucrada) da luz verde para que se haga o porque desaparece", frase que sirve tanto para los saqueos de los fin de año como para el mas permanente narcotrafico
En la periferia la lógica izquierda-derecha no puede aplicarse sin que el margen de error haga ulular las sirenas de alerta. Cuando son implementadas desde ese ángulo el calculo costo-beneficio suele, tarde o temprano, tirarnos la bronca.El avance del narcotráfico en la Argentina es indudablemente uno de los temas pendientes que siguen sin ser solucionados. Cerca del final del último año, la Iglesia hizo una fuerte advertencia sobre el flagelo y sus consecuencias para el futuro de miles de jóvenes. En ese sentido, la Conferencia Episcopal dio a conocer en noviembre un duro documento donde alertó sobre "el riesgo de ser una Argentina peor".
Los líderes de la oposición tomaron nota y se comprometieron ante la Iglesia a luchar contra el narcotráfico. Luego, el Gobierno hizo lo propio y en un gesto de acercamiento designó al frente del Sedronar al sacerdote Juan Carlos Molina. Al asumir, el flamante funcionario reconoció la gravedad de la inserción narco en la Argentina e hizo una autocrítica sobre el papel del Estado.Sin embargo, y más allá de las palabras y de las idas y vueltas de la política, ¿quiénes son los responsables del circuito de la droga en el país? El historiador Jorge Ossona hizo un detallado repaso por la operatoria del narcotráfico y le puso nombre a cada responsable de la cadena de distribución."No hay una organización jerárquica, piramidal, militarizada, burocratizada, sino que en la Argentina lo que uno ve es una especie de atomización, de caos, de distintas pequeñas estructuras que no se conocen entre sí", comenzó su relato Ossona, quien diferencia a la Argentina de otros de los países de la región con una situación mucho más compleja y armada. A pesar de ello, en su relato describió cómo los comisarios y hasta los intendentes están dentro de este circuito.Sin embargo, aclaró que en la Argentina "están vinculadas entre sí por el poder político, o la burocracia estatal a través de la policía, que son los que conocen la calle". Para continuar con las diferencias respecto de lo vivido en otros países, aclaró que "estos grupos no están organizados en cuadrillas, como las maras. Son grupos que no se conocen entre sí".Al momento de explicar detalladamente cómo es el circuito de los distribuidores de la droga en el país, Ossona, en diálogo con InfobaeTV, aseguró que en cada barrio hay "un puntero que generalmente es un adicto que financia mediante la actividad su adicción. Generalmente son 'fisuras'", para luego continuar su relato: "En las bandas barriales siempre hay algunos que toman la iniciativa, por ejemplo, para constituir un poder. Para eso, deben buscar una estructura de allegados, familiares que organicen el negocio, y de alguna u otra manera imponer el poder territorial mediante armas, ostentación de vehículos, etcétera"."Por debajo del puntero", continúa la explicación, "están los que le compran al puntero y cortan y trafican por su parte".Por encima del escalafón del puntero, a su vez, se encuentran los "distribuidores", quienes "operan en un determinado radio respecto de un determinado mayorista". Ahí, "entre el mayorista y el 'dealer', hay una especie de intermediario que es el que lleva la droga y sube el dinero, de acuerdo a las cantidades pactadas".Sobre la participación e identidad de ese intermediario, aclaró que es quien funciona como nexo "entre los mayoristas y el 'jefe de calle', la policía y el Estado". Para luego afirmar que "el jefe de calle nunca opera solo; en realidad se reporta ante el comisario, y el comisario a su vez a toda la cadena que sigue hacia arriba, y donde se distribuye la plata y para de estación en estación hasta llegar al poder político".Sin embargo, aseguró que incluso hay un escalón más, que son quienes transportan la plata "desde la policía hacia el poder político". "La plata la lleva un determinado emisario desde la comisaría hasta un determinado lugar de la intendencia, que puede ser una dependencia o incluso una secretaría de un gobierno que remite directamente al intendente", se explayó."El vínculo entre la policía y el puntero no es directo, salvo cuando la policía actúa sobre él porque hay alguna falla del sistema que obliga a operar represalias en algún lado. O porque los punteros cortan demasiado y comprometen la calidad de la marca respecto de un mayorista, y eso compromete a toda la cadena", afirmó.Sin embargo, aclaró que en realidad se trata de minorías dentro de lo que es la construcción de la policía en sí: "Se genera una idea de que todo está podrido y no es así, la Argentina no es así. No dejan de ser minorías, pero influyentes". "Imaginate un funcionario que está vinculado con el narcotráfico y tiene muchas expectativas de ascenso y necesita de esa plata para hacer carrera política: termina concentrándose más en las cuestiones relativas a la recaudación del tráfico que a la gestión", concluyó.http://www.infobae.com/2014/01/14/1536771-del-puntero-el-policia-calle-quienes-son-los-responsables-del-narcotrafico-el-pais
Ob
Pd:
Mucho se ha hablado de la "corpo" mediatica pero cuando estalló el conflicto Clarin-Kirchnerismo se abrió una grieta importante que quebró el espiral de silencio entre los sectores dominantes, entre los que hay que incluir a parte de la dirigencia claudicante nacional y territoriales ventilando unos de otros sus miserias.
Es esa parte del conflicto de la que soy adicto, algo muy distinto a hacer de la confrontación un negocio para autosostenerse en el cuadrilátero de los dos contendientes con el compromiso de hacerlo sin limites de rounds y sin noquearse.
En los originales las entrevistas grabadas completas.
http://www.infobae.com/2013/12/30/1534029-jorge-ossonanunca-un-saqueo-se-produce-la-aquiescencia-la-policia-y-las-fuerzas-politicas
3 comentarios:
¿ Y vos pensas que con camaritas y cuatro perros hambrientos esto se soluciona ?
Con massita y el rejunte de ultraderecha que esta armando, empeorar la argentina no es un riesgo, es una certeza
decime en que país se ganó la guerra al narcotráfico? el negocio es la prohibición, hasta felipe calderon se acerca a esa postura. cuando acá se le declare la guerra, vamos a ver el cambio de la atomización por algo mucho peor, cartelización?
http://www.ilustracionliberal.com/45-46/el-fracaso-de-la-guerra-contra-las-drogas-juan-carlos-hidalgo.html
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