Un insospechado guionista del cuarto republicano

Mientras siguen discutiendo si Perón los echó, o si se fueron solitos, si son arrepentidos o sobrevivientes, otros opinan sobre el futuro.
Lucas Carrasco advierte sobre la potencialidad del cuarto republicano.

El gravísimo, casi adolescente, error, es la creencia, como en 1975, que el clavo de su esposa que nos deja un gran ex presidente puede tornar al país en un campo de batalla interno del peronismo.

A medida que más daño se propinen, creyendo ocupar la totalidad de la escena política, más crecerá cualquier variante, incluso inventada cinco minutos antes, de antiperonismo más o menos explícito.

Las constantes evidencias de la realidad no inquietan a quienes están asaltando el presupuesto público creyendo librar una batalla entre derechas e izquierdas que ocurre solo en Palermo.

No porque no exista la derecha y la izquierda, sino porque esos roles no se autoasumen dentro del espacio de disputa que el poder permanente delimite.

Un asunto teórico que, entre la antipolítica predominante, tiene nulas posibilidades de entenderse.

El campo republicano, su sujeto social, está tranquilísimo. Ya tiene su representación silenciosa. Se siente confiado en el cuarto oscuro.

El problema lo tiene el peronismo; cuyo campo de representación anda linchando negros, robando, cortando las rutas, haciendo paros y tratando de cerrar por lo bajo cómo tirar a la Licenciada Eterna a una celda el 10 de diciembre de 20015.

Oh, no, no están cuidando los precios ni haciendo ningún trabajo que reemplace la haraganería presidencial: en el peronismo se da por asumida la acefalía y en el sujeto social peronista se da por asumido que se viene un año y medio -si es que se llega, nadie parece dispuesto a mover un dedo porque así sea, aunque tampoco para que así no sea- de sálvese quien pueda. Como en el 2002.

La creencia adolescente enq ue puede transformarse el país entero en una interna del peronismo es conveniente para quienes viven de esa industria: intelectuales que les venden sustancialidad a los menemistas frugales que están en disputa, medios de comunicación, consultores, sindicatos necesitados de despegarse, jueces que se acuerdan de su independencia. Y empresarios que aprovechan para esquilmar al pueblo y posicionarse ante el próximo escenario. Todo en nombre de altísimos ideales cuya evidencia empírica nadie se digna a arrimar. Con la censura pactada entre Cristina y su monopolio de prensa con el Partido Clarín, alcanza.

Bah, les falta controlar internet. Y lo intentan a cada rato

Lucas Carrasco 

http://lucascarrasco.blogspot.com.ar/2014/05/la-soberbia-narrada.html

Desde el massismo entendemos la preocupación del (ex) FPV que empieza a sospechar que ni entran al balotaje...