Sobre el gobierno y el poder

Repetimos este posteo porque los que leen este blog son del tipo "repetidores de grado" y porque en este fin de semana mandamos otro que es su continuación y que nos incumbe a los argentinos.

Podemos afirmar que José Ignacio "Lula" Da Silva fue hasta hoy el líder indiscutido de la coalición gobernante en la República Federativa do Brazil desde 2003 y a anunciado su retiro definitivo de la política.

El 1º de enero de 2003 asume su primer mandato presidencial. El 31 de diciembre de 2010 culmina su segundo y último periodo de gobierno. Durante esa época hubo confusión de funciones en un mismo hombre: "Luis Da Silva al gobierno, Lula al poder".

Hasta allí la cuenta, Brasil -como Argentina- permite dos periodos consecutivos pero no reelecciones indefinidas.

El 1º de enero de 2011 asume Dilma Rousseff (D'Shilma), la delfín de la casa petista.

Donde pone el ojo pone la bala,  el metalúrgico Lula no se equivoca, Dilma gana y convence. Rápidamente es aceptada como "la Presidenta" de todos los brasileros. Pero Lula sigue detras de las sombras, operando, mandando, no gobierna, tiene el power para hacerlo y lo hace.

La lógica del Partido dos Trabalhadores (PT), es la de un partido nacional sin centro, muy dividido, no es exactamente la lógica del peronismo argento pero se parecen bastante.

La diferencia obvia -señala el amigo Zequi Meler- es que "el PJ ya tuvo poder, quizá en demasía, mientras que el PT recién llega al poder con Lula. Para los paisanos del pais mais grande do mundo y mas que otros los petistas: Lula es el héroe, es el jefe, es Perón más Eva y Alfonsín todo junto, y encima la economía lo ha acompañado en sus mandatos".

Quizás por eso, porque Lula es BIEN PORONGA se puede permitir a Dilma. Abre un paréntesis al frente del gobierno en mas que buenos términos, no se registra al momento de la designación de la reemplazante interina una discusión de las dimensiones de las que suelen provocar un quiebre en la coalición, no proyecta sobre su administración un cono de sombras, ni se disparan las intrigas cortesanas.

No hubo mas que la tensión habitual en esos casos. Tampoco se disparó una guerra de sucesión.

El liderazgo político de Lula no opaca la gestión de Dilma, a pesar de las diferencias -que a veces salen a la luz publica- se complementan y potencian.

Peeeeero...

Es 27 de Octubre de 2013, José Ignacio Da Silva anuncia que abandona la política para forever and ever y que, para más y en lo inmediato, se someterá a un tratamiento medico estricto de dos años en Cuba a partir de los primeros dias de noviembre de ese año. El país se conmociona.

Los habitantes del Matogrosso profundo, los de las favelas, los sectores de la intelectualidad y la gran burguesía paulista se preguntan como vendrá la bocha sin la omnipresencia del gran timonel.

En octubre de 2014, Dilma es reelecta por el 54% de los votos. Asume su segundo mandato el 1º de enero de 2015 (el último que le permite la constitución)  y es acompañada desde el Congreso hasta el Palacio Presidencial de Planalto por un gigantesco cortejo, la inmensa mayoría de sus electores votó en honor al mismísimo Lula, el líder retirado, el gran ausente.

Es 2016, ya está claro que Dilma llegará al fin de su mandato con todo el poder y los atributos presidenciales pero no es la nueva líder. Si quiere serlo tendrá que competir con los leones jóvenes, que ante la ausencia del león viejo disputan la conducción.

Impedida de un nuevo mandato, al no poder mover los resortes como lo hizo Lula en su momento para designar delfin, empieza la batalla por la candidatura presidencial de 2019.  Esto tomará un tiempo pero está regulado por los plazos electorales, antes de esa fecha estará finiquitado.

Queda planteada la otra batalla, la madre de todas, aquella que definirá la sucesión del liderazgo de Lula que poco tiene que ver con quien ocupe el sillón presidencial o, también hay que tener en cuenta esto, quienes ocupen ese sillón habida cuenta que puede durar mas de un periodo de gobierno.

Ella (Dilma) va por el PT y para sostener la coalición gobernante que la mantuvo a flote en estos años de soledad y las políticas que todo entramado supone, pero hay mas de uno y una que dicen que esas formulas no son las que la mayoría apoya y están dispuestos a demostrarlo en franco combate.

Ese significativo proceso se da en el plano histórico, tiene objetivos, y los plazos de los procesos históricos no suelen contarse con el reloj del hombre.

Estos dos procesos coexisten, no pueden ser separados pero hay que diferenciarlos bien.