El duhaldismo sciolista

El 8N (cacerolero) fue utilizado por Mauricio Macri para  recordarle a la población sus aspiraciones, durante los días posteriores al 20N (de paro sindical) fue Daniel Scioli el que se animó a asomar la bocha. 

Se equivocan ambos, se apresuran desesperados de capitalizar las protestas. , porque mas que candidato esas  facciones necesitan llenar sus cacharros con el alimento de satisfacción de sus múltiples inquietudes que en muchos items son contradictorios entre si. 

El marketing, en definitiva un tipo mostrado como ganador y tres o cuatro clichés muy piolas no crearán empatía en un publico protestón. 

No me calienta Macri, me preocupa Scioli, que así va recorriendo de a poco el mismo camino de Duhalde a 1999, y encima no descarta repetir el error de presentar a su Chiche (1997) que solo sirvió para encumbrar a Meijide y sepultar aún más su proyecto presidencial a medio camino entre el oficialismo y la oposición.

Se equivoca, también y más,  Daniel Scioli en aplicar para su caso el esquema ruptura-continuidad que planteamos (en la cofradía del Delta)como postura que armoniza dos deseos imaginarios de la mayoría (nunca vamos a pensar en función de minorías los peronistas). el primero y elemental de cualquier sociedad de  ir por mas, y el segundo uno que se impone a la luz de la experiencia que consiste en  abandonar el refundacionalismo que haría tirar por la borda todas aquellas políticas publicas, "herencia del kirchnerismo", que si entendemos como aciertos, solo por no quedar pegados con el pasado.

Ese "lo nuestro es continuidad con cambios: es inteligente corregir", que se escuchó en boca del ex motonauta no puede quedar reducido al cambio de nombres, como parece proponer.

Si de tratase de cambios de políticas habría que ir con cuidado, pero Scioli carece de vocación por plantear una revisión consciente y escrupulosa de lo hecho por el kirchnerismo. Cree que entiende que le alcanza con la imagen de tipo componedor, al igual que Macri, confía ciegamente en la imagen proyectada por las consultoras.

La "corrección" de la que habla debería ir por mucho mas y Daniel Scioli no puede mostrar aún una diferenciación exitosa de la política que el Kirchner-cristinismo le propone a la Provincia de Buenos Aires y menos proyectar al resto de este tan vasto y complejo país un conjunto de ideas que sirvan de base a un proyecto presidencial al que no le gane el de la Rúa (un inexistente) de turno.

Con agregarle "corrección" a las palabras huecas "fe y optimismo", el porteño metido a gobernador de los bonaerenses por obra y gracia de un dedo que reposa eternamente en Río Gallegos , va en camino de repetir el fiasco duhaldista

Hasta el momento y sin "logros de gestión" que mostrar es el Che Guevara reducido a imagen en una remera. Merchandising necesario para que las agencias de publicidad cumplan su cometido de comerle la billetera en campaña. 

Las ideas no pueden ser suplidos por slogans. 

Los logros de gestión se muestran no se inventan.

El "ruptura y continuidad" de que hablamos es un salto cualitativo y el marketing no lo suple.

A medio camino de todo, Scioli no es ruptura, no es continuidad, no es.