lunes, 28 de marzo de 2011

que pluma

la de Luciano Chiconi
Es incontrastable, a esta altura, la sustentabilidad popular que tienen Scioli y Massa, no ya como ruptura, sino como continuidad de la imagen de Cristina tanto en adhesión electoral pero también como figuras con tracción autónoma que les permite hacer el surco propio.

La gramática política de un Scioli-Massa es esa: no hay ahí un voto anti, no hay sobrepolitización congestionada en el que elige entre Scioli o Massa. Los que van y votan están perfectamente esclarecidos de algo: de que van a votar directamente al tipo que quieren que los gobierne, no hay ahí voto útil ni burbuja denarvaísta o sabbatellista que escape por la tangente del anti-Scioli o anti-Massa. Profunda y paradójicamente, el voto a Scioli o Massa es un voto estructuralmente político: define qué puede pasar con la diaria de los millones de tipos que habitan esta postergada provincia. Los que van a la interna del FPV-PJ no quieren un voto anti, no quieren fritanga ideologista. Para anti-política ya están De Narvaez, Stolbizer y Sabbatella, que construyen sobre un inevitable pero inviable rupturalismo, funcional al engorde de cargos legislativos. Hay una mayoría electoral que no definió su voto, pero que no quiere un voto anti. Por eso la mayoría de los empadronados prefiere ir a la primaria del FPV-PJ.

Pero Massa también le sube la vara gestiva al propio Scioli: porque Massa construye su discurso político sobre la base de su palmarés (Anses, Tigre), y se opone a Scioli en la medida en que sus propuestas políticas y su activo gubernamental se ven con mayor grado de realización concreta en contraste con la gestión Scioli. ¿Y qué se creen ustedes que busca la gente cuando elige a un político? Es decir, Massa no va a acusar de derechoso a Scioli, ni a lapidarlo, porque sencillamente ahí no está la papa. Derechoso es el password discursivo que usan los que no quieren gobernar la provincia. A Massa le alcanza con hablar de sí mismo, de su gestión en Anses, de la gestión de Tigre y de darle a la cosa el volumen que no está en la idiosincracia de Scioli. O sea, hablar de política, y no incurrir en las teorías erradas del realismo socialista. Porque, acá, en las calles rosistas, eso no corre.

Eso de rosista correrá en el sur, el becerro de oro de la morenidad occidental es el "loquito" Dorrego, estimado Luciano.

Espero que esta diferencia no derive en la fractura del "wikileaksmo" blogueril, ¿dará para llamar a congreso extraordinario, romper cn discursos rimbombantes y presentar las dos lineas por separado en las próximas elecciones?, digo, asi continuamos las tradiciones de la vieja izquierda.

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