recuento y justicia electoral

Chubut : una diferencia inferior a mil votos en el escrutinio definitivo, que concluirá el martes, será recurrida en tribunales por el partido perdedor (INFOBAE)

El editorial del diario Jornada es un ventilador que desparrama merecida mierda hacia todos los costados

El domingo fue el día de la gente. Y después llegaron los días del Tribunal Electoral Provincial. A siete días del comicio, nadie se hizo cargo todavía de los errores en la carga de los datos. Y por esos errores, la provincia de Chubut pasó a ocupar los titulares de los diarios de todo el país como un lugar sospechado. Una injusticia.
Si evidentemente la idea era instalar la idea del fraude puede decirse que en parte lo lograron.
Pero a una semana del comicio y a cuatro del recuento de votos puede decirse que hasta el momento sólo se encontró una falla: un puñado de sobre en la urna 174 de Puerto Madryn.
Y se llevan escrutadas casi la mitad de las mesas. Demasiado poco para decir que alguien hizo trampa.

Hay un caso en el Chubut que hace desconfíar de cualquier instancia judicial para definir un proceso electoral. Los chubutenses se acuerdan del caso del pelado Freytes.

Guido Freytes fue un integralista cordobés que ingresó a la política en la estructura de la democracia cristiana y de alli se tomó el tren rápido a principios de los 70 hacia el peronismo. En tránsito al peronismo el joven Freytes hizo "propaganda por los hechos" eligiendoo como blanco a lo más granado de la alta sociedad cordobesa y tuvo que rajarse hacia el sur. Fue uno de los abogados de derechos humanos durante la dictadura, de los posta no de los jarabe de pico.

Recuerda Vanossi en un homenaje que se le hizo

Nos tocó actuar juntos en la Federación Argentina de Colegios de Abogados en un momento muy difícil de la vida política argentina, porque el que no estaba enterrado estaba desterrado o vivía aterrado. La ausencia de garantías y el clima atmosférico de total ajenidad al Estado de derecho provocaba que los hombres de ley, los abogados que hacían del ejercicio profesional un sacerdocio, estuvieran particularmente sensibilizados. En esos años y en esos días, el doctor Freytes -el castor, como cariñosamente acostumbrábamos llamarlo sus amigos- demostró ser un hombre de fibra, ya que no se borró. Digo esto porque a través del modesto puesto de lucha que nos tocó cubrir representando al foro argentino, él se anotaba para llevar adelante distintas medidas, con el grave riesgo personal, familiar e institucional que podían significar esos actos de defensa hacia abogados que estaban injustamente privados de su libertad, que directamente estaban desaparecidos o que fallecían en atentados perpetrados por mano de obra que no nos permitía saber quiénes eran los responsables. Esa era una de las grandes fallas con las que debíamos convivir, porque la gente sufría y no se podía conocer quién era el autor de ese sufrimiento. Por esa razón, reitero que Carlos Freytes fue un hombre que aceptó los riesgos. No era de aquellos que sólo se anotaban en la hora de la mesa servida y de la gloria barata; no era de aquellos que sólo se inscribían en el momento de repartir el comodum, sino que estaba fundamentalmente en el periculum, o sea, en el peligro y en el riesgo. Fueron muchos años los que vivimos bajo ese signo y esa circunstancia.

El castorcito supo al regreso de la democracia en 1983 hacerse -después de un tiempo de pujar- de la presidencia del pejota chubutense. De aquella época recuerdan sus compañeros el inicio de cada uno de sus casi discursos en los que exagerando su tonada cordobesa decia: "Nosotros los chubuuuuutenses"...

El caso que emparenta a Freytes con lo sucedido en esta oportunidad en su provincia adoptiva es la judicialización de la elección, recuerda el Jornada

aquella urna que desapareció en la interna que enfrentó al desaparecido Carlos Guido Freytes con José Arrechea en una interna del peronismo para la diputación nacional. Años después, incluso cuando concluyeron los mandatos, la Justicia le dio la razón al reclamo de Freytes. Ya era tarde.

Al "Guido" le arrebataron la elección por escasos 20 votos. Este escriba le preguntó si pensaba pedir alguna compensación al partido provincial por el mandato perdido y me contestó: "y quedar como un hijo de puta ante mis compañeros..."

La justicia tiene sus tiempos que no son los de las fuerzas políticas, resuelve cuando debe y seguramente no va hacerlo hasa pasad mucho tiempo despues del 10 de diciembre.

La política estápara cuidar de la política, si no la cuidamos nosotros quien la cuida.