lunes, 21 de febrero de 2011

cien chivilcoyes

Leemos
Sarmiento se consideraba un agricultor y no soportaba al hacendado pampeano. Un día le dijo a un estanciero: “toda su respetabilidad la debe a la procreación espontánea de los toros alzados de su estancia”.

Medido en términos actuales, Sarmiento no fue políticamente correcto en su recurrente desprecio al mestizo o su escepticismo respecto al sufragio universal. Pero evaluarlo con nuestros valores sin merituar el contexto en que vivió, no solo no es pertinente sino que puede transformar nuestro análisis en erróneo o en manifiesta mala fe. Sus contemporáneos, aún sus adversarios, no eran tan tajantes en condenar a priori las palabras de un deslenguado (y el verborrágico Sarmiento lo era en grado sumo) sino que medían el resultado de sus acciones antes que la verbalización desaforada de las mismas.

Para este sanjuanino engendrado por sus padres en el mismo momento en que ocurrían los sucesos de Mayo, según le gustaba contar los nueve meses retrospectivos a su nacimiento a principios de 1811, la Argentina era un país con una potencia similar a la de su admirado modelo norteamericano. La diferencia con el Coloso del Norte radicaba en que no había podido realizaresas potencialidades. Múltiples causas concurrieron a alimentar esa frustración. Pese a sus errores, a su inconsecuencia, a sus flaquezas, el había luchado para que no fuera así. La reforma agraria basada en el ideal farmer de tenencia de la tierra había sido su principal y esperanzadora arma. Y había perdido en ese combate desigual. Con lucidez, poco antes de su muerte, hablando de sí mismo en tercera persona, afirmó: “fueron las leyes agrarias en las que fue más sin atenuación, derrotado y vencido por las resistencias, no obstante que a ningún otro asunto consagró mayor estudio”.

Párrafos extraídos de: "SARMIENTO CONTRA LA OLIGARQUIA GANADERA PAMPEANA"
escrito por Florencia Pagni y Fernando Cesaretti
"Crónica de la lucha desigual entablada por un polémico formador de la Argentina Moderna contra los privilegios de una élite que sustentaba su riqueza en el quietismo socio-cultural de un espacio dominado por el desierto, la arbitrariedad política y el telurismo patriarcal."

4 comentarios:

rinconete dijo...

Omix

Muy bueno.
Reducir a Sarmiento a sus exabruptos es tan fácil como inútil. Su ideal fue la educación popular, en donde triunfó, y la reforma agraria, en donde le llenaron la cara de dedos.
Roca impulsó la ley 1420 y se llevó puesta a la iglesia pero distribuyó las mejores tierras fiscales entre cuatro amigos, lo que nos alejó definitivamente de la república de los farmers con la que soñaba el genial energúmeno.

Saludos,
r.

Mariano dijo...

Ah, no. Ahora reivindicás a Sarmiento también.

Le estás haciendo el juego a la recontra derecha. Cómo vamos a mantener el piso y subir el techo así?
Te voy a armar un blog colectora, que hable mal de los hacendados, pero reivindicando a Rosas y no a Sarmiento.

Hablando en serio, hay una tendencia a reinterpretar a Sarmiento, cada vez más frecuente, asimilando sus contradicciones. Un revisionismo de la versión revisionista de la historia argentina, podría ser.

Abrazo

Anónimo dijo...

Je je je, como Garganta Profunda hocicó, no pudo reunir ni a la familia, te dedicas a postear sobre Sarmiento. No está mal.

Anónimo dijo...

Y si, siempre la culpa la tenemos los ganaderos. Nótese la diferencia entre agricultor y hacendado-ganadero del post.
Habría que decirle a Sarmiento y sus seguidores que la tenencia de la tierra no importa mucho a la hora de los bifes. Lo que importa es la plata para llevar adelante la explotación.
Además, en el país en lo épocade Sarmeinto y antes había muchos pequeños y medianos agricultores y ganderos, eso si la mayoría creo queeran arrendatarios.