Para empezar a tratar el tema "seguridad" me parece que lo mejor es introducirlo desde el punto de vista de las ideologias que lo discuten y no se ponen de acuerdo.
Los que siguen son párrafos que van más allá de los argumentos que solemos leer en medios como La Nación y Página12, por solo dar 2 ejemplos, por que los abarca y sintetiza:
"Debo advertir que alrededor que alrededor de la violencia social presente en la sociedad post-industrial, se han venido construyendo ideologías específicas que responden a distintas percepciones de la función cactiva en el estado de derecho. Uno de los extremos del arco ideológico vinculado a estas cuestiones, caracteriza al sistema capitalista-democrático como una fabrica de delincuentes y distribuidor de la violencia. El delito, en esta concepción política, no es otra cosa que un subproducto necesario de las condiciones generales en que se producen los bienes y servicios que debe consumir la población para reproducirse y, eventualmente, progresar en la escala social. En la medida en que el orden establecido admite la existencia y perduración de grandes contrastes económicos en una misma sociedad, la violencia de los excluidos es una opción -tal vez la más disponible- que se deriva de la misma estructura de la economía y la estratificación social. Esta linea argumentativa extiende sus hipótesis a la delincuencia de cuello blanco, cuyos protagonistas no provienen, en su mayoría, de sectores marginales o afectados por necesidades básicas insatisfechas. Ls delincuentes que cometen una varida gama de delitos contra la propiedad, serían individuos de clase media, frustrados en sus espectativas de éxito personal, que juzgan subjetivamente padecer un rechazo inmerecido de la sociedad civil.
Frente a esta concepción, conflictualista y en la que la violencia delictiva es una de las manifestaciones concretas de la injusticia social, se levanta la de quienes sostienen que la criminalidad habitual es el emergente lógico de la sustitución (¿o prostitución?) de valores morales anclados en la vida familiar, en el subsistema educativo y, ,ás genéricamente, en las tradiciones compartidas por todos los individuos pertenecientes a una misma sociedad. según esta visión de la realidad, el materialismo consumista unido al debilitamiento de la creencia religiosa en un sistema de premios y castigos que trascienden la duración de la vida humana, libera a los individuos de inhibiciones interiores frente al uso de la violencia criminal, lo que implica, por lo menos en el corto plazo, un reforzamiento de la gravedad de las penas y una mayor implicación del estado en la actividad coactivay represiva. Aparte de esto, se insiste en la restauración de la vida familiar y de la educación formativa de la personalidad como medios de paliar el deterioro moral generalizado.
Sobre esta grandes lineas se articulan propuestas y se formulan críticas que van conformando un espacio ideológico claramente definido donde confluyen los intereses de los políticos profesionales, de la burocracia estatal y, obviamente, de los factores del polo hegemónico cuyo objetivo principal, en este campo, es el de obtener seguridad para el capital de las empresas y los patrimonios de los empresarios al menor costo posible. Lo cual resulta compatible con el funcionamiento del sistema, aun conformándose otro frente de conflicto entre el polo hegemónico y la clase política, para quien no siempre está disponible el recurso a un acrecentamiento de la represión. Pasa con la seguridad pública algo parecido a lo que sucedió con el estado de bienestar que culminó con el desmontaje de instituciones y servicios destinados a paliar las carencias más urgentes de los sectores menos favorecidos de la sociedad. Habida cuenta de ello, hay quienes creen que la privatización de la represión -incluyendo las instituciones carcelarias- será el horizonte probable de la evolución del subsistema penal en nuestras sociedades periféricas, aplicando modelos ya experimentados en algunos países centrales. El incremento exponencial de los efectivos controlados por empresas de seguridad privadas; el auge de los parapoliciales en ciudades de brasil y de paramilitares en Colombia y Perú; agregan veromisilitud a este planteo.
Carlos Mastrorilli, "Las leyes del poder", pag, 207/8, Editorial CICCUS
1 comentario:
Clarito. ¿ y nos vamos a quedar esperando que llegue a ser realidad? Nos tendremos que poner a pensar ¿o Danielito ya lo tiene definido?
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